El empresario Bartolomé Cursach sospechaba que su teléfono había sido intervenido meses antes de que fuera detenido y enviado a prisión, según recoge el auto completo de prisión de los directivos del Grupo Cursach, que se ha conocido tras levantarse el secreto que pesaba sobre la causa.
Así lo ponen de manifiesto diferentes expresiones que el empresario utilizaba en conversaciones que, efectivamente, habían sido intervenidas por los investigadores.
En el auto, el juez instructor, Manuel Penalva, destaca las «excepcionales medidas de seguridad» que adoptaban los investigados al manifestar «repetidamente» la «inconveniencia de no hablar por teléfono por temor de que puedan ser escuchados».
El empresario no era el único investigado en la causa sobre la presunta trama corrupta en la Policía Local de Palma que sospechaba de los pinchazos telefónicos. «Al loro con el teléfono», le espeta un empleado del grupo a otro en una conversación en la que se evidenciaban contactos con miembros de la Guardia Civil y la Policía Local de Calvià.
Por ejemplo, en una conversación intervenida de julio del año pasado, uno de los abogados que actualmente trabaja en la defensa legal del empresario llamó al directivo investigado Bartolomé Sbert y éste le soltó: «Que no por teléfono».
Otro de los pinchazos telefónicos de la investigación revela el contacto directo de Cursach con un funcionario del Ayuntamiento también investigado en la trama por su presunto trato de favor al Grupo. En mitad de una conversación sobre un informe favorable a los intereses de la empresa, Cursach corta a su interlocutor y dice «ya está, por teléfono mejor no, no aclarar demasiado el tema». «Bueno», responde el funcionario. «¿Sabes qué te quiero decir?», concluye el empresario.
Cursach también adoptó esta precaución en una conversación telefónica con su mujer en la que hablaban de un importante exceso de aforo en una de las discotecas del grupo. «Ya te lo contaré en otro momento, por teléfono no te lo quiero contar», le dijo.
El auto también recoge un mensaje de texto de Sbert a Cursach en el que le explica que por teléfono prefiere no hablar demasiado y que por eso ha «cortado» una conversación anterior, hecho por el que pide disculpas.
En otras ocasiones, algunos de los investigados, entre ellos policías locales, evitaban utilizar sus teléfonos oficiales por miedo a que estuvieran intervenidos.
CONSTATARON EL CAMBIO DE ACTITUD EN LA POLICÍA TRAS INICIARSE LA INVESTIGACIÓN
Las conversaciones telefónicas intervenidas también desvelan que los investigados constataron un cambio de actitud en la Policía Local después de que se iniciara la investigación.
En agosto de 2015, el ex policía Antonio Bergas y el directivo del grupo Bartolomé Sbert mantuvieron una conversación en la que reconocían que la Policía había cambiado totalmente «respecto a la actitud de complicidad y condescendencia que antaño mantenían», según apunta el juez.
«Después de todo lo que ha pasado con el juzgado, ahora todos nos buscan», le dijo Bergas a Sbert, a lo que éste manifestó su intención de transmitirle a un funcionario del Ayuntamiento que «desde que ha pasado esto con el juez, la Policía ha cambiado al cien por cien».