Matthew Phelps, de 28 años, está acusado del asesinato de su esposa, Lauren Ashley-Nicole Phelps, después de que él mismo llamara al teléfono de emergencias el pasado viernes por la noche y asegurara al operador que se despertó de un sueño y encontró a su mujer apuñalada en su dormitorio, sin saber precisar qué había sucedido.
La policía de Raleigh (Carolina del Norte) investiga este extraño suceso, del que se van sabiendo más detalles con cuentagotas, según informa Daily Mail.
Al parecer eran alrededor de las 1.10 de la madrugada cuando, según la grabación, el trabajador pregunta a Phelps que le explique «exactamente lo que pasó».
Suspiró y respondió: «creo que maté a mi...». «¿Qué quieres decir con eso?», interrumpió el operador del teléfono de emergencias. «Tuve un sueño y luego encendí la luz y ella está muerta en el suelo. Hay sangre por todos lados, y hay un cuchillo ensangrentado en la cama. Creo que lo hice», aseguró.
El operador le pidió que no se retirara del teléfono tras una larga pausa. «No puedo creer que haya hecho esto» repitió varias veces su interlocutor y presunto asesino. A la pregunta de si estaba seguro que ella estaba muerta, el marido respondió que no respiraba.
Más adelante, en la grabación telefónica de algo más de siete minutos, Phelps afirma que tomó algo más de la dosis que debía de una medicina antigripal y antiestamínica que le ayudaba a dormir cuando no podía.
Al final de la llamada, el hombre solloza amargamente, repitiendo que su mujer «no merecía ese final» y que tenía «manchas de sangre reseca» sobre él.