La excursionista boliviana que desapareció el lunes en la montaña de Betlem fue hallada este miércoles por la tarde sin vida, despeñada desde treinta metros de altura. Los servicios de emergencia llevaban dos días buscando a la cocinera, que trabajaba en un restaurante de la Colònia de Sant Pere.
Ingrid Cruz Ugarte Portillo, de 34 años, llegó hace unos años a Mallorca. Había vivido en Artà, con su pareja, pero recientemente se había separado y se había trasladado a la Colònia de Sant Pere. Trabajaba en el restaurante «sa Xarxa», como ayudante de cocina, y era muy apreciada por sus compañeros. El lunes, que era su día libre, decidió adentrarse en la montaña de Betlem, que era una de sus grandes pasiones. A las cuatro de la tarde, fue la última vez que se comunicó por WhatsApp con su hermano, que vive en Bolivia. Le envió unas fotos de la excursión de ese día y le contó lo «bonito» que era ese paraje de Artà. Incluso se hizo un selfie, con gafas de sol y sonriente, sin saber que sería la última foto que se haría en su vida.
Desde ese momento, sin embargo, se perdió su pista y ya no regresó a casa. El martes se interpuso una denuncia por desaparición y el 112 puso en marcha un gran dispositivo de búsqueda, en el que participaron bomberos, guardias civiles, policías locales, voluntarios de Protección Civil, perros adiestrados y un helicóptero, que sobrevoló la zona. El GREIM (Grupo de Rescate e Intervención en Montaña) de la Benemérita encontró, este miércoles, el cadáver, tapado entre unos arbustos, a los pies de un barranco.
Los investigadores barajan dos hipótesis: que la mujer intentó trepar por su zona complicada y se cayó de espaldas, desnucándose. O que se hizo de noche y al intentar encontrar el camino de vuelta se despeñó.