Un hombre acusado de haber maltratado y asesinado a su pareja y a la hija de ésta, de 9 años, en Madrid en junio de 2014, ha admitido este martes haberlas matado y haber ocultado sus cuerpos en un pozo en San Vicente de la Cabeza (Zamora), donde la Policía las encontró cinco meses después.
Raúl A. ha admitido ante el tribunal del jurado que le juzga en la Audiencia Provincial de Madrid que ahogó a su expareja con ambas manos tras una discusión y también acabó con la vida de la pequeña, aunque en ese caso no recuerda cómo lo hizo.
Ha explicado a preguntas de la fiscal que en 2013 rompió la relación sentimental que mantenía con Adolfina y que durante ese tiempo no la agredió a ella o a su hija, pero que seguía visitando la casa en la que ambas vivían, durante los fines de semana, en calidad de «amigo».
Fue en una de esas visitas, ha continuado ante las preguntas de la Fiscalía, cuando Adolfina y Raúl A. iniciaron una discusión en la cocina que terminó con el asesinato de la mujer.
«Discutimos, forcejeamos y la ahogué», ha detallado el procesado, para quien el fiscal pide 38 años de prisión por dos delitos de maltrato y asesinato.
Al ser preguntado por la hija de Adolfina, el acusado ha especificado que la menor se encontraba en su habitación durante la discusión y que acudió a la cocina cuando su madre ya estaba muerta, «posiblemente al escuchar ruidos».
Cuando la niña apareció en la puerta de la cocina, ha continuado, también acabó con su vida, pero ha detallado que «de los nervios» no pudo «reaccionar o pensar» y no sabe exactamente «lo que pasó».
Luego, ha relatado, envolvió los cuerpos de ambas en plástico para facilitar su transporte hasta la casa de sus padres en el pueblo zamorano de San Vicente de la Cabeza.
Allí arrojó a ambas a un pozo a las afueras del pueblo antes de volver a Madrid, donde ha admitido que intentó «hacer vida normal».
Aún así, ha explicado, volvió al pueblo al cabo de una semana para comprobar que seguían allí y que todo lo ocurrido había sucedido realmente.
«No me lo quitaba de la cabeza, no sabía si era verdad o no y volví a comprobarlo», ha continuado.
Además, ha indicado que, tras su detención, la Policía le trasladó a la casa de sus padres en San Vicente de la Cabeza para un registro, momento en el que confesó dónde se hallaban los cuerpos y guió a los agentes hasta el pozo.
Este martes también han declarado como testigos varios familiares de las víctimas, quienes han explicado que la menor hacía referencias al temor que le infundía el acusado, al que llegó a referirse una vez como su «peor pesadilla».
En concreto, la abuela paterna de la niña, que ya había presentado una denuncia por malos tratos en 2014, ha detallado que su nieta le llegó a admitir que el procesado «las maltrataba y que le tenía mucho miedo».
Por último, ha indicado que durante una de las llamadas que realizó a su nieta, el procesado le arrebató el móvil a la menor y la amenazó con «cortarle el cuello» si volvía a molestarles.
El juicio continuará este miércoles con la declaración de más testigos.