La Audiencia de Palma ha confirmado la condena de 8 años de cárcel para un hombre por dos robos con violencia a una anciana y una adolescente por el método del tirón, un delito de lesiones y un hurto cometidos en cuestión de un mes, el verano pasado.
La sección segunda del tribunal provincial ha desestimado el recurso de apelación del acusado y ha confirmado la condena que interpuso en su contra el juzgado de lo Penal número 4 de Palma.
El magistrado que lo juzgó inicialmente consideró probado que atracó a una adolescente cuando abría el portal de su casa a la que le robó el bolso y días después también a una anciana de 83 años a quien además de robarle, la tiró al suelo causándole una fractura de rodilla y otras lesiones.
Días después arrancó las alarmas a varios polos de vestir en un establecimiento comercial de Palma, valorados en unos 277 euros, e intentó llevárselos ocultos en su ropa, pero fue descubierto por el vigilante de seguridad.
El hombre de 27 años recurrió la condena en lo referido al robo a la anciana y a la adolescente.
Alegó que la condena por el robo a la anciana se basó únicamente en una huella dactilar suya hallada en una botella de cerveza que estaba junto al lugar donde fue atracada la anciana, cuando también se encontraron otras tres huellas sin identificar en el mismo recipiente, y él dio en el juicio los nombres de los dos autores del robo.
Sobre el robo a la joven, cuestionó su testimonio en el juicio, por haberlo hecho acompañada de una mujer que no se identificó.
En el caso del atraco a la anciana, el tribunal señala que una testigo que presenció la agresión reconoció al agresor como la persona que momentos antes del asalto estaba bebiendo de la botella, y dijo que era la única que lo hacía, por lo que considera verosímil que se considere que es el autor del robo.
Añade que el acusado no dio una explicación plausible de por qué en esa botella había una huella dactilar suya y además dio dos nombres de los supuestos ladrones en el juicio, cuando el agresor solo fue uno, y cuando además en el momento de ser detenido no dijo nada al respecto «con toda probabilidad porque entonces desconocía que se disponía de una huella dactilar suya», indica la sentencia.
El tribunal precisa que las otras tres huellas no tenían valor identificativo, pero no se puede descartar que también fueran suyas.
Sobre el robo a la adolescente, la sala indica que la joven identificó al agresor hasta en cuatro ocasiones, detalló que tras el robo volvió a verlo cerca de su casa con otras personas y lo identificó también mediante fotografías y en la rueda de detenidos, y añade que el reconocimiento del acusado se practicó con las debidas garantías de fiabilidad probatoria.