Un médico y una enfermera que mantenían una relación amorosa fueron arrestados bajo la acusación de haber asesinado con inyecciones de medicamentos a cuatro pacientes y al marido de la mujer en un hospital de la localidad de Saronno, en la provincia de Varese, en el norte de Italia.
La prensa italiana revela este miécoles los detalles y transcripción de las escuchas telefónicas de la investigación que ha llevado a la detención del médico anestesista Lorenzo Cazzaniga, de 60 años, y de Laura Taroni, de 40 años.
En una de ellas, la mujer pregunta a su amante si es necesario que mate también a sus hijos, de 8 y 11 años, a lo que el médico le contesta: «No, los niños no».
Según las pesquisas que se han concentrado en los años 2012 y 2013, el anestesista produjo la muerte de cuatro ancianos ingresados en el hospital con inyecciones intravenosas de dosis de medicamentos superiores a las prescritas.
Pero las investigaciones también se han concentrado en la muerte del marido de la mujer, Massimo Guerra, fallecido a los 46 años.
En las conversaciones telefónicas interceptadas por los investigadores, los dos amantes conversaban sobre las muertes y se preguntaban si serían acusados de homicidio voluntario o se podría hablar de eutanasia.
«Eutanasia es otra cosa (...) lo que tú haces es suministrar una mezcla de fármacos y no podían ni respirar», le dice la enfermera al médico, según publican los medios italianos.
La prensa explica que Taroni envenenó durante años a su marido para que se sintiese débil y le convenció de que sufría diabetes con la complicidad de Cazzaniga que falsificó los análisis de sangre.
Se sospecha que el marido de la enfermera murió en junio de 2013 debido a que su esposa aumentó poco a poco las dosis de insulina que ella le suministraba hasta matarle.
La investigación se podrá alargar a otras muertes como la de la madre y el suegro de la enfermera.
En las conversaciones entre los dos amantes se hablaba de la necesidad de que los cuerpos, también del marido, fueran incinerados para no dejar pruebas.
Por otra parte, el doctor aseguraba ante sus colegas que se sentía como un «dios» o como «el ángel de la muerte» y un enfermero, interrogado durante la investigación, explicó que le oyó decir: «con este paciente despliego mis alas de ángel de la muerte».
Incluso en el hospital se comenzaba a hablar del «protocolo Cazzaniga» para que los pacientes con pocas expectativas de vida murieran rápidamente, por lo que hay otras 14 personas investigadas en el caso.