Emerson M.H., el acusado del homicidio de un hombre de 26 años que murió desangrado tras ser degollado con una botella rota cerca de Joan Miró, en la Navidad de 2015, ha negado este lunes en el juicio que blandiera la botella para matarle: «Mi intención era asustarle, mi intención no era causarle la muerte».
El acusado, para quien la Fiscalía pide una condena de 12 años por homicidio, ha relatado ante el jurado el suceso ocurrido en las escaleras cercanas a la plaza Gomila, después de una pelea en una discoteca donde se había enfrentado a un grupo de personas porque alguien le había tocado el culo a su hijastra.
Ha relatado que, media hora después de la pelea inicial, cuando bajaba hacia el Paseo Marítimo para coger un taxi acompañado de su mujer, su hijastra y otros amigos, el grupo de personas al que habían echado de la discoteca, que estaba más arriba, empezó a lanzarles botellas y vasos, por lo que dio la vuelta y se dirigió hacia ellos para pararles.
«Decidí plantarles cara a ellos para pararlos, no para pelear», ha asegurado. Ha señalado que todo «fue muy rápido» y ha insistido en que decidió enfrentarse y no se marchó porque «tenía miedo» por su familia.
«Yo en aquel momento temía por la vida de mi hija y de mi mujer», ha afirmado en su declaración ante el jurado y ha negado haber arremetido contra la víctima para clavarle la botella rota en el cuello. «Yo estiré el brazo y no apunté a ningún lado», ha detallado sobre la agresión en la que la víctima sufrió la sección de dos arterias.
Ha explicado que el joven se dirigió hacia él diciendo que iba a matarle e intentó varias veces romper una botella contra el suelo, por lo que levantó un brazo hacia él para que no se acercara. Luego alguien le cogió desde detrás, logró zafarse, cogió una botella y la rompió.
«Yo estiré el brazo y no apunté a ningún lado», ha detallado sobre la agresión en la que la víctima sufrió la sección de dos arterias.
Según el relato que ha ofrecido ante el jurado, esa noche había ingerido mucho alcohol y se marchó a casa sin saber que había dejado al hombre malherido, algo que supo al día siguiente por las noticias, momento en el que se enteró también de que había otro hombre detenido como presunto autor de la agresión.
Sobre por qué tardó tres días en acudir a la policía a confesar la agresión, ha dicho que no pudo encontrar antes un abogado y ha negado que decidiera confesar los hechos cuando supo de la existencia de un vídeo grabado por un testigo, en el que se ve la agresión.
El fiscal pide una condena de 12 años por homicidio y una indemnización de 50.000 euros para la familia del fallecido. el abogado de la acusación particular, Fernando Mateas, que representa a los familiares de la víctima, solicita 20 años de condena por asesinato.
El acusado ha consignado 12.000 euros para los herederos del fallecido, y se ha comprometido en su declaración a pagar los 50.000 que reclaman. El juicio continuará este martes a partir de las 9.30 horas.