La noche del lunes 13 de enero de 2014 Juan Cifre acudió al domicilio de Llorenç Colom en Pollença. Ataviado con un casco y una linterna frontal, iba a pedirle dinero y empuñaba un hacha. «Me dijo que no me daba nada, me trató de drogadicto y nos peleamos. Le pegué un golpe con el culo del hacha y me fui. Un solo golpe. No recuerdo el dinero que me llevé», explicó Cifre este jueves, ante el tribunal de la Audiencia, implicado en el asesinato de Llorenç Colom, de 84 años. «Maté al hombre con este hacha. Yo solo», admitió después de que le mostraran el arma que utilizó para cometer el crimen. Juan Cifre y Martín Taura están acusados de haber terminado con la vida de Llorenç Colom y se enfrentan a una petición del ministerio fiscal de 25 años de prisión por delitos de asesinato y robo con violencia.
Aquel 13 de enero, por la tarde, estuvieron juntos en el bar Dragut de la localidad. Bebieron cerveza y Llorenç Colom, según el relato del fiscal, les invitó. Los dos observaron los billetes de 50 euros que asomaban en su billetera. El fiscal, en su calificación, señala que apagaron el diferencial del suministro eléctrico para evitar ser vistos desde el exterior. Martín Taura agarró a Llorenç Colom para evitar que se defendiera y Juan Cifre le agredió con el hacha en la frente. La víctima cayó al suelo y le asestaron varios golpes más. Los procesados le registraron los bolsillos de los pantalones y se apoderaron de 1.000 euros que llevaba en la cartera. Después sustrajeron otros 2.000 euros que estaban depositados en el cajón de la cómoda. Martín Taura negó en el juicio que participara en el crimen. «Juan me ha metido en este asunto por no entrar solo en la cárcel. Ya no nos llevamos bien».
La declaración de una mujer, amiga de los dos acusados, fue determinante para sus arrestos.