La Fiscalía reclama una condena de cuatro años y medio de prisión para un preso de la cárcel de Palma y para su compañera a los que acusa de introducir en el centro penitenciario pastillas para que el reo las distribuyera.
Según la calificación del ministerio público, existían sospechas sobre el recluso y, en mayo de 2012, se realizó un registro en su celda. Además, la dirección del centro pidió permiso judicial para que el preso fuera trasladado a un hospital para una revisión con rayos X. El acusado fue sorprendido primero cuando sacaba de debajo de la puerta de la celda un calcetín con un centenar de pastillas de un potente calmante.
Una vez en Son Espases, una radiografía reveló que guardaba más envoltorios en el cuerpo. Las guardaba allí después de que su pareja se los hubiera entregado en un vis a vis. El preso intentó quedarse con las pastillas y, tras expulsarlas escondió los envoltorios en la cama del hospital, donde le fueron encontrados.