Un intento de suicidio en Andratx reveló una partida de póker convertida en una pesadilla durante quince años para el jugador derrotado.
En 1998 un vecino de la localidad fue a una cena a un piso de Palma. La sobremesa terminó en una partida y con él desplumado: esa misma noche firmó su derrota y aceptó en un documento pérdidas de 40 millones de pesetas.
Desde ese día fue perseguido y amenazado por el ganador. Atenazado por las deudas trató de quitarse la vida. Fue descubierto por la Guardia Civil cuando intentaba ahogarse con el tubo de escape. En una carta se despedía de su esposa y, por primera vez le contaba todo el calvario que había vivido tres lustros. Ese escrito ha sido clave para permitir la condena de su extorsionador, un hombre con antecedentes penales por ese mismo delito.
En el juicio el acusado admitió que se produjo la partida de póker. Sólo negó que hubiera amenazado alguna vez al perdedor. Fue condenado porque tanto las sucesivas hipotecas firmadas por la víctima como la nota que dejó a su mujer convencieron a la magistrada de que el relato que hacía era cierto.
La condena ha sido ya confirmada por la Audiencia Provincial. La Sala recuerda que las deudas de juego son ilegales y descarta uno de los argumentos de la defensa que decía que sólo intentó hacer valer un derecho propio. Tendrá que indemnizar a la víctima con 5.000 euros.