Un guardia civil ha sido condenado a tres años de cárcel por vender droga en Palma junto a un grupo de siete personas que también han sido condenadas. Otros dos implicados, aprovechando su condición de disc-jockeys, distribuían las sustancias estupefacientes entre los asistentes a las discotecas en las que trabajaban.
En abril de 2012, el guardia civil, hijo de un capitán ya jubilado y destinado durante años en Palmanova, se puso en contacto con otros dos acusados para comprar 93 comprimidos de éxtasis. Las pastillas se iban a vender en una fiesta organizada por otro de los acusados.
El agente es también condenado por participar en un intento de la banda de hacerse con un cargamento de ketamina desde Pakistán.
En el juicio, seis de los ochos miembros de la banda admitieron un delito contra la salud pública. Sólo dos sostenían su inocencia, uno de ellos el guardia civil. Sin embargo, las escuchas telefónicas al grupo no dejan lugar a dudas para la Audiencia.
Los magistrados rechazan también el argumento de la defensa de que las pastillas incautadas eran para consumo propio. La sentencia no es firme y puede ser recurrida ante el Supremo.