«El dolor no cesaba. Mañana, tarde y noche. Yo me quería tirar por la ventana», relata una paciente que estuvo ingresada en el hospital Son Dureta en 2009. La víctima, que sufría dolor en la mandíbula, denunció a dos médicos del Servicio de Cirugía Maxilofacial por una negligencia y este martes fueron juzgados en Vía Alemania por un delito de lesiones por imprudencia. La fiscalía pide una pena de un año de prisión e inhabilitación por el tiempo que dure la condena. Por su parte, la acusación particular reclama dos años de cárcel y cuatro de inhabilitación.
Los hechos se remontan al 11 de enero cuando la paciente, médico especializada en hematología, acudió a Son Llàtzer por «un dolor insoportable» en la mandíbula y le extrajeron un molar antes de derivarle a Son Dureta. Allí le practicaron un TAC al observar un bulto en el costado izquierdo de la boca producido por la acumulación de pus.
La paciente drenó por sí misma. «Me exploté el bulto y fui a la enfermera para pedirle un bote y poder cultivar el pus», prosigue. «Si me hubieran cambiado de antibiótico a los siete días de ver que iba a peor no se habría desarrollado un absceso del suelo de la boca. Nadie lo veía, solo yo. Y como nadie decía nada me lo reventé. Tenía miedo a morir, temía por mi vida». El 27 de enero recibió un drenaje externo y la sintomatología disminuyó.
La defensa pidió la absolución de los dos médicos. «Tras la intervención, los síntomas mejoraron», dijo uno de los acusados.