Eliene Almeida, la profesora a cargo de la escuela municipal brasileña de Bento Rodrigues, que quedó sumergida tras el colapso de un embalse minero que destruyó el pueblo hace pocos días, se enteró del desastre gracias a los gritos de su marido.
La mayoría de los pobladores buscaron terrenos altos al escuchar que había colapsado un dique de la mina Samarco, pero dentro de la escuela nadie sabía que una pared de 20 metros de lodo y agua se acercaba.
El marido de Almeida corrió hasta la escuela y dio la advertencia. «Llegó gritando que teníamos que correr», dijo Eliene, de 31 años, en un hotel convertido en refugio para los sobrevivientes del desastre.
Rápidamente, Eliene reunió a los niños de entre 11 y 16 años. «Salimos todos en tres minutos», dijo la joven maestra.
La inundación causó la muerte de al menos cuatro personas y 25 continuaban desaparecidas el lunes, cuatro días después del trágico incidente. Pero los 58 alumnos de Almeida sobrevivieron.
Vestida con pantalones rojos y camiseta violeta, Eliene acunaba a su bebé de 18 meses mientras recordaba el domingo la evacuación en el salón de juegos del hotel.
Poco se ve de la escuela que era un motivo de orgullo para la localidad de 600 habitantes. Sólo pueden observarse los techos, ya que el resto quedó sumergido en agua turbia y desechos de mineral de hierro tras el colapso en Samarco, propiedad de las gigantes mineras Vale SA y BHP Billiton.
El alcalde de la localidad vecina de Mariana, Duarte Junior, quien ingresó al hospital el domingo por temor a un ataque cardíaco producto de la tensión y la falta de sueño, calificó a Almeida de «heroína».
«Yo no lo veo así», dijo la docente encogiéndose de hombros. «Cualquiera en mi lugar hubiese hecho lo mismo». La joven señaló que fue una suerte que la inundación ocurriera por la tarde, cuando estaban en clase los estudiantes mayores, que pudieron moverse con más rapidez.
Almeida espera abrir una nueva escuela y dice que es importante que los niños retomen sus clases. El Gobierno local parece respaldarla, pero las cosas no volverán a ser las mismas para Eliene.
«Se puede construir una nueva escuela, pero todo el trabajo puesto en esa escuela en Bento, y lo que significaba para el pueblo, eso se perdió para siempre», concluyó.