El juicio contra un hombre que intentó matar a sus dos hijos en Palma con una mezcla tóxica de lejía y salfumán, ha quedado visto para sentencia en una jornada en que los forenses han afirmado que en el momento en el que ocurrieron los hechos era consciente de sus actos y estaba plenamente capacitado.
En la última jornada del juicio, celebrada este jueves en la Audiencia de Palma, el ministerio fiscal ha mantenido su petición de una condena de 14 años de prisión y una indemnización para su exmujer y sus dos hijos de 3.600 euros, y ha añadido una prohibición de acercase a las víctimas por un tiempo superior a diez años y que se le prive de paternidad durante el tiempo de condena.
En su declaración ante el tribunal, los forenses han coincidido con lo que había manifestado la Policía Científica de que la inhalación de la mezcla que realizó el acusado puede producir irritación, quemazón, sensación de asfixia y, con una larga exposición a los gases, se produce un colapso cardiovascular y una parada respiratoria.
Para la Fiscalía, durante el juicio ha quedado probado que el acusado actuó con alevosía porque esperó a que sus hijos se quedaran dormidos para colocar el barreño con la mezcla tóxica «con una intención clara de matarles y quitarse la vida», y además, no les prestó ayuda cuando el niño y la joven se despertaron con síntomas de asfixia.
Para el ministerio fiscal también ha quedado acreditado que el hombre actuó con premeditación porque dejó una nota en la que decía: «Por si no se cuenta toda la verdad. Una para la Audiencia, una para la Policía y una para la familia», sobre unas grabaciones que realizó para que fueran entregadas.
Además, el acusado compró la lejía y el salfumán, productos que según su exmujer no tenían en casa habitualmente, dada su peligrosidad.
En un primer momento, la Fiscalía pedía la aplicación de una circunstancia atenuante, por la adicción al alcohol del acusado, pero el acusador público ha pedido este jueves que se retire porque entiende que «eso no le exime de sus responsabilidades», ya que la policía manifestó que en el día de los hechos el procesado «no presentaba signos de embriaguez».
Para la defensa, en este caso no ha existido una intención de asesinar por parte del acusado, sino que se trata de violencia de género. «Se han malinterpretado los hechos», ha afirmado el letrado que ha pedido que se le atenue la pena al acusado porque estaba en tratamiento por adicción al alcohol.
El acusado, durante la primera sesión del juicio, afirmó que no pretendía matar a sus hijos sino que «sólo quería llamar la atención» por las malas circunstancias por las que estaba pasando.