La Audiencia Provincial ha condenado a cuatro años de reclusión en un psiquiátrico penitenciario a un empleado de un hotel de Llucmajor que intentó matar a un compañero de trabajo por sorpresa. El acusado admitió los hechos después de que un forense acreditara que cometió los hechos en medio de un brote psicótico y que sufre un trastorno delirante que le apareció de repente el día de la puñalada.
Los hechos ocurrieron el 12 de febrero de 2014 en el Hotel Son Julià. El acusado trabajaba como jardinero. Ese día, entró en una de las oficinas del hotel y atacó por la espalda a un compañero que estaba sentado y ni siquiera le vio entrar. Le dio una primera puñalada en la espalda y después volvió a atacarle varias veces más hasta que la punta del cuchillo le quedó incrustada en la cabeza. La víctima tuvo que ser intervenida de urgencia por los servicios sanitarios para poder salvar la vida y llegó a estar ingresado dos veces en la UCI.
La Fiscalía reclamaba al inicio del juicio una condena de ocho años de cárcel por intento de asesinato. Sin embargo, tras la declaración del forense aceptó aplicar una eximente incompleta por el trastorno mental. A esto se suma otra rebaja de la pena porque el acusado ha indemnizado a la víctima. Así, la condena es de tres años de prisión por intento de asesinato que se sustituye por la medida de ingreso en un centro psiquiátrico penitenciario para que siga tratamiento.
El forense explicó que al aparecerle la enfermedad por sorpresa, el acusado no está mentalizado de que tiene que seguir un tratamiento médico de por vida, dijo que tiene una «nula predisposición» y eso le hace potencialmente peligroso. El acusado es un ciudadano marroquí de 30 años de edad que no tenía ningún antecedente antes de los hechos.