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Natalia Vinogradova vincula la prisión de su marido a un complot para comprar su hotel

Natalia Vinogradova. | Alejandro Sepúlveda

| Palma |

Natalia Vinogradova reclama la libertad de su marido, Alexander, detenido a raíz de la operación Dirieba’ de la Guardia Civil e imputado por delitos de blanqueo de capitales, fraude fiscal, falsedad y contra los derechos de los trabajadores. El juzgado de Instrucción de Palma que se encarga de la causa ha rechazado ya en dos ocasiones la libertad provisional del ciudadano ruso y, en ambos casos, la decisión ha sido ratificada por la Audiencia Provincial.

Su mujer, que también fue detenida por esta causa, reside ahora en Peguera y sostiene que no hay ningún indicio que relacione a su marido con la mafia rusa. Se investiga si Romanov utilizó fondos ilícitos para adquirir por seis millones de euros el hotel Mar i Pins de Peguera. Su mujer, lo niega y, junto a su abogado, Margarita Repina, sostiene que los fondos provienen de su patrimonio legítimo.

«Él cobraba medio millón cada año en la fábrica Kristal, sin contar con los incentivos y los beneficios», asegura. A estos fondos, les suma su propio patrimonio personal, insiste que, en régimen de separación de bienes y estima que juntos tienen más de 15 millones de euros. «Es el tópico de que todo el patrimonio es del hombre», asegura.

Romanova asegura que hay «algo raro» detrás de su detención y de la de su marido y apunta a intereses en la compra del comprar el hotel Mar i Pins. «Me llama la atención de que todo empezara cuando terminamos la obras. Se han presentado varias ofertas para comprarnos el hotel. Incluso para alquilarlo por 49.000 euros al mes, una cantidad que es una vergüenza. El hotel no se ha puesto nunca en venta y hay llamadas insistentes. Nos induce a pensar que hay algo raro aquí», asegura.

Otro aspecto con el que Romanova es especialmente crítica es con su detención y la de sus padres. «Un auténtico chantaje». Asegura que en esas fechas hubo sobre la mesa una oferta por parte de la Fiscalía para que reconocieran ciertos delitos. «Nos detuvieron como rehenes para presionar a mi marido», asegura.

La mujer de Romanov también niega el resto de delitos que se atribuyen a su marido.

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