Uno de dos policías acusado de torturas a un detenido, presuntamente ocurridas en la Jefatura de Palma en agosto de 2009, ha intentado hoy implicar a un tercer agente que ha declarado como testigo con el que ha mantenido un careo durante la última jornada del juicio celebrado en la Audiencia de Palma.
Uno de los agentes, que aquella noche estaba de servicio, ha sostenido la versión de que sacó al detenido del coche policial esposado y lo intentó proteger de un agente de paisano, el otro acusado, que lo increpó. Además lo hizo arrodillarse en el suelo para protegerlo de la agresión de un tercer agente vestido de calle que intentó darle dos patadas en la cara.
«Yo estaba sereno y de servicio, vosotros estabais de fiesta, borrachos perdidos e hicisteis lo que os dio la gana», ha asegurado durante el careo. «Durante 5 años, yo y este señor nos lo hemos comido solos», ha dicho sobre su compañero de banquillo.
A su vez, el otro acusado también se ha careado con el testigo: «De lo que me acuerdo, que es poco, hay cosas feísimas y llevo 5 años machacándome por ellas, pero quiero hacer constar que yo vi unos vaqueros y unas zapatillas, había alguien más, había otra persona», ha dicho.
El agente acusado por los otros dos ha negado su participación en los hechos, ha dicho no entender las acusaciones y ha dicho que los dos han intentado implicarle desde un principio con «una batalla que se han montado».
La fiscal Concepción Gómez ha mantenido hoy la acusación hacia los dos encausados y ha pedido que sean condenados a sendas penas de 3 años de cárcel por presuntas torturas, por aprovecharse de la condición de que eran policías para golpear, amenazar a un detenido y encañonarle en la cabeza con un arma que dispararon tres veces en vacío, por venganza porque había pegado a un agente en una reyerta.
Carlos Portalo, defensor del policía que admite haber golpeado a la víctima con la pistola, ha asegurado que su voluntad no era atentar contra la moral de nadie, aunque sí contra la integridad física, por lo que le considera autor de falta de lesiones y un delito de amenazas por los que admite condenas de multa de 150 euros y 5 meses de prisión.
Subsidiariamente ha pedido 5 meses de prisión por trato degradante y reclama que se tengan en cuenta las atenuantes de embriaguez, reparación del daño y dilaciones. El abogado del agente que alega haber defendido a la víctima, Jaime Campaner, ha pedido la libre absolución.