Los autores confesos del crimen de Alaró aspiran a penas menores por homicidio. Andreu Coll y Francisco Abas formulan defensas paralelas pero con una línea común, ya que sus defensas argumentan que lo ocurrido fue un homicidio y no un asesinato porque la víctima, el padre del primero se pudo defender.
Ambos intentan presentar atenuantes porque confesaron a la Guardia Civil, si bien es cierto que después de ser detenido y otro por actuar en medio de un estado de alteración mental.
La defensa de Abas plantea una petición de pena de tres años de cárcel para el joven zaragozano y la de Andreu Coll se limita a reclamar la mínima pena.
Los dos jóvenes se enfrentan a peticiones de cárcel mucho más elevadas por parte de la Fiscalía y de la acusación particular que incluyen, además del asesinato otro de tentativa de homicidio por una agresión a la víctima el día anterior y agravantes de ensañamiento y, en el caso de Abas por actuar bajo la promesa de una recompensa económica. Así, se solicitan condenas de hasta 30 años de cárcel para Abas y de 29 para el hijo de la víctima.