Mitch Justin White es un narco arrepentido o un inconsciente. El británico fue juzgado ayer por la Audiencia Provincial por tráfico de drogas un año después que el resto de la banda con la que vendía cantidades muy elevadas de pastillas en Eivissa. No se le pudo encontrar para ese juicio porque tras quedar en libertad bajo fianza regresó al Reino Unido y no se supo más de él. Sin embargo, se enteró de que empezaba la vista y, a través de un abogado de Palma contactó con la Audiencia para ser juzgado. Algo poco usual cuando se le reclaman ocho años de prisión. Ayer en el juicio se presentó como un hombre nuevo: «Mi vida ha cambiado. En España mi cabeza no tenía nada bueno dentro por la cocaína. Pasé por la cárcel y ahora mi vida es mi familia. He cambiado gracias a mi novia».
La Fiscalía no se cree este cambio radical. Justin White está acusado de ser el 'número dos' de la banda y el encargado de coordinar sus actividades en Eivissa por orden del capo. La red llegó a introducir 2,5 kilos de cocaína en la Isla y mantuvo una gran actividad hasta que fue desarticulada en 2010 en la 'operación Trafalgar'.
Operación
Fue detenido ese año, pero quedó en libertad unos meses después tras confesar y dar datos esenciales contra el jefe del grupo. A partir de ahí se le perdió la pista. La fiscal recordó ayer que si no compareció en el juicio fue por culpa suya porque, como imputado tenía la obligación de comunicar al juzgado su paradero y plantea la hipótesis de que no quiso aparecer en el juicio para no tener que declarar contra el líder, Shachar Cohen, que dirigía las operaciones desde Gran Bretaña.
En el juicio principal, que se celebró en junio del año pasado, todos los acusados aceptaron penas menores, de cuatro años en el caso del principal acusado, en parte por la ausencia de Justin White. El entonces fugado rechazó un acuerdo con la Fiscalía ayer. De esta forma, el ministerio público reclama contra él ocho años. Su defensa pide que la condena contra él quede en tres años y un día. Solicita que se le aprecien varios atenuantes, por su colaboración con la justicia, su arrepentimiento y la severa adicción a las drogas que padecía. Ese consumo, acreditado en el juicio por un informe psicológico, podría servir también para que intentara suspender una condena menor de cuatro años. El ministerio público también rechaza ese atenuante porque entiende que el hecho de que consumiera cocaína podría justiciar que vendiera al por menor, pero no que manejara kilos de cocaína y de pastillas como distribuía la banda.
Habrá que esperar a la sentencia para saber si el regreso de White fue una buena idea o tendrá que vivir una larga temporada en Mallorca de forma involuntaria.