Cuando el asunto pintaba muy mal, la odisea de Sebastià Oliver tuvo un final feliz. El submarinista palmesano que desapareció el martes al mediodía cuando buceaba por las inmediaciones de Mortitx fue localizado a primera hora de ayer en una roca de Sóller, donde según su versión se había refugiado al desorientarse.
A las 12.00 horas del martes, su compañero dio aviso a los equipos de emergencia porque había salido a bucear con él en una barca y hacía 45 minutos que no lo veía. Ambos habían entrado en el agua para bucear a pulmón, pero Sebastià no regresó.
Despliegue
Rápidamente se montó un gran dispositivo de búsqueda en el que participaron el helicóptero de la Guardia Civil, los GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas), la patrullera del Servicio Marítimo, la Cruz Roja de Sóller y Salvamento Marítimo. El despliegue se mantuvo hasta bien avanzada la tarde y cuando cayó la noche tuvo que suspenderse por falta de luz. Ya por entonces, los especialistas en rescate eran muy pesimistas y contactaron con la familia de Sebastià para explicarle la situación. Su amigo, igualmente, estaba destrozado pensando que se había ahogado.
Por la mañana, a primera hora, se reactivó el dispositivo de búsqueda, pero duró poco. Poco después de las siete, el palmesano de 37 años fue hallado en perfecto estado por un pescador de la zona. Estaba sobre un acantilado y él mismo explicó lo ocurrido: «Me alejé de mi compañero y luego no podía volver. Vi pasar al helicóptero y también a la patrullera, pero estaba muy lejos y no me vieron», contó que dijo un portavoz policial. También añadió: «No es la primera vez que me ocurre, me pongo a bucear y luego se me hace de noche». Sebastià pasó la noche a la interperie, y tampoco pudo comer nada. Sin embargo, se encontraba en perfecto estado, a excepción de algunos arañazos. La Guardia Civil no se explica la buena suerte del buzo.