Ni loco ni borracho. Los forenses que examinaron a Mustaphá Merzoug después de que éste apuñalara a Soledad Arenz en su piso de la calle Aragón de Palma descartan que actuara en medio de un delirio y dudan de que lo hiciera borracho. Los compañeros de piso del acusado negaron de hecho que estuviera en un mal estado antes de apuñalar en la ducha a la mujer, el 31 de marzo del año pasado.
En la segunda sesión del juicio, los forenses que examinaron al acusado achacaron su intento de suicidio posterior a una reacción ante lo que había ocurrido, no a un problema psicológico previo que motivara su actuación. «No apreciamos ningún delirio. Sólo manifestaciones reactivas. No hay un cuadro relevante que indique que perdiera el control de su voluntad», aseguraron.
Sobre el crimen, la autopsia revela que el acusado casi atravesó el cuero de la víctima con la puñalada, que llegó a entrar quince centímetros en el abdomen de la fallecida. Soledad murió desangrada por una gran hemorragia producida al traspasarle el hígado el cuchillo de cocina que el agresor usó como arma. Después, el forense concluye que limpió de sangre a la víctima cuando la había acostado en la cama donde fue encontrada por la policía.