Las prostitutas nigerianas que ejercen su 'actividad laboral' en la Platja de Palma se han convertido en auténticas 'cazadoras' de turistas borrachos.
Son fuertes, corpulentas y no tienen escrúpulos. Conocen perfectamente los horarios policiales y son conocedoras que los agentes del GAP (Grup d'Actuació Preventiva) de la Policía Local de Palma finalizan su turno a las tres de la mañana y que a parir de ese momento tienen vía libre para perpetrar sus fechorías. Cuando los agentes se retiran comienza su verdadera jornada de trabajo.
Un equipo de Ultima Hora ha realizado varias vigilancias desde puntos estratégicos. Aproximadamente cada tres minutos las mujeres que supuestamente se dedican a ejercer la prostitución perpetran un ataque a un turista.
Organizadas
El modus operandi utilizado por la red de nigerianas siempre es el mismo y prácticamente nunca actúan solas. El equipo delictivo lo integran, al menos, tres mujeres aunque lo habitual es que el número ascienda entre cinco u ocho por cuestiones de seguridad. Se colocan habitualmente en segunda o tercera línea de playa, no se esconden y en el momento que detectan algún turista ebrio automáticamente se lanzan contra él violentamente.
Primero se acerca una de ellas al turista y se abalanza sobre él, mientras el resto lo rodea por si la cosa se complica. Siempre suele haber una de las mujeres en actitud vigilante controlando la posible presencia policial o de algún grupo de compatriotas de la víctima.
Las horas de mayor actividad se centran entre las tres y las cinco de la madrugada. El perfil de sus víctimas suelen ser hombres que van solos o en grupos de dos y que acusan haber ingerido una gran cantidad de alcohol.
«El problema que tenemos en la Platja de Palma es muy serio. Hace años estas mujeres se dedicaban a ejercer la prostitución. Ahora es una excusa para cometer robos. Hasta las tres de la mañana la forma de actuar es muy diferente. Abordan a los turistas con falsas ofertas de sexo muy económico. Cuando el cliente acepta se lo llevan tras los contenedores o garajes de los hoteles y les bajan los pantalones. En ese momento les roban y los turistas salen corriendo tras ellas haciendo el 'pingüino'. A partir de las tres de la madrugada la cosa es muy diferente. Los ataques son directos y las palizas que reciben los extranjeros que ofrecen resistencia son muy violentas», comentan fuentes policiales consultadas.
Como dato a tener en cuenta cabe señalar que las prostitutas llegan en el último bus de la noche y se marchan en el primero de la mañana. Suelen tener su residencia en Son Gotleu.