«Volvemos a Mallorca para recordar a la gente que, un año después, la cueva de Cala Serena sigue abierta y en días de temporal puede volver a convertirse en una trampa mortal». La familia de Alexis Mariano Lucas, el argentino que desaparecido por un golpe de mar dentro de la gruta de Felanitx, señalizó ayer la entrada de la cavidad: «No descienda en días de tormenta». Héctor, el padre, concedió una entrevista a Ultima Hora.
-Un año después la cueva sigue abierta.
-Ese es uno de los motivos de nuestro regreso. Hemos venido mi hija Mirna, mi yerno, mi nieto y yo. Hemos colocado una placa a la entrada de la cueva que advierte del peligro y otra con una poesía de Alexis.
-¿Cómo recuerda el accidente?
-Yo soy muy creyente, y eso ayuda mucho. Creo en el destino, y aquí veo su mano. También se le puede ayudar al destino, por desconocimiento o imprudencia. Mi hijo entró en esta cueva y nunca más salió.
-Eran cuatro los que bajaron.
-Sí, y tres pudieron salir, gracias a Dios. Estaban esperando a un amigo que traía las llaves de una casa que acondicionaban en la zona y decidieron entrar en el agujero. Era un día de temporal, mucho peor que el de hoy.
-Los equipos de rescate se volcaron con ustedes.
-Y estamos muy agradecidos a todos: a la Guardia Civil, a los de Salvamento, a las barcas particulares, a los buzos... A todos. La búsqueda duró diez días, cuatro de ellos muy intensos.
-Lo más probable es que las corrientes se llevaran el cuerpo.
-Eso dicen los expertos. Al principio, yo tenía la esperanza de hallarlo. Ahora sé que él eligió Mallorca, fue su última voluntad y si no quiere aparecer, no hay que molestarlo.
-¿El caso tuvo repercusión en Argentina?
-Sí, bastante. Los medios cubrieron al noticia y en internet se recogieron 8.000 firmas para que no se dejara de buscar a Alexis. Agradecemos todos esos apoyos.
-Alexis vino a Mallorca para trabajar.
-Como padre, sólo puedo recordarlo como el mejor de los hijos. Nunca me contradecía en nada y siempre que había un problema él mediaba. Ya conocía Mallorca, y volvió para trabajar. Estaba enamorado de la isla. La amaba tanto que al final se quedó acá para siempre.