Sabotaje o guerra comercial. Un operario de mantenimiento de ascensores fue juzgado ayer en Palma acusado de sabotear un montacargas en una finca de Joan Miró. Se enfrenta a un delito de daños y a una petición de multa. Detrás, la acusación sostiene que hay una venganza comercial. El acusado niega los hechos.
El operario pertenece a la empresa que llevaba el mantenimiento del ascensor hasta julio de 2008. En ese momento, la comunidad decide cambiar la compañía que se encargaba del cuidado del elevador. El 4 de julio de 2008, los vecinos aseguran que oyeron ruidos como de martillazos en el ascensor. La presidenta dice que cuando fue a ver qué ocurría vio fuera del edificio al acusado. El panel estaba destrozado y había daños también en el motor.
El acusado negó en el juicio cualquier destrozo. Aseguró que fue a la finca a hacer la revisión mensual porque no le habían comunicado el cambio de entidad todavía y señaló que él cobra una nómina fija y no va a comisión por el número de ascensores que repare, por lo que no tendría ningún interés en el destrozo.