Antonio Llabrés Mesquida, un niño de cinco años de edad, falleció ayer en su casa de Porreres a causa de un incendio que destruyó toda la vivienda. La causa de la muerte, según reveló la autopsia, fue la asfixia por inhalación de humo.
En la casa del número 36 de la calle Rei Jaume I dormía un matrimonio y cuatro menores. La pareja está casada, aunque no tiene hijos en común y ambos tienen de matrimonios anteriores. Así pues, estaba el padre y su hija, la madre y sus dos hijos (una niña y Antonio) y una amiga de las niñas. Antes de las siete de la mañana, una sobrecarga en uno de los enchufes ubicado en la primera planta provocó un cortocircuito y las llamas empezaron a propagarse rápidamente por las tres alturas del inmueble.
Toda la familia pudo escapar al fuego, menos Antonio, que se intoxicó en su cuarto del segundo piso y ya no despertó. En cuanto el marido de la madre se dio cuenta de que seguía atrapado, intentó volver a la casa, ayudado por un guardia civil, pero el humo era tan denso que el ambiente era irrespirable, por lo que tuvieron que volver a salir.
Los bomberos de Llucmajor y Felanitx, ayudados por un bombero de Palma que reside en Porreres, iniciaron las labores de extinción y cuando llegaron a la habitación Antonio ya estaba sin constantes vitales. El personal médico de una Uvi móvil intentó reanimarlo, pero todos los intentos fueron inútiles. La forense Emilia Salas y la Policía Judicial de la Guardia Civil de Manacor acudieron a la vivienda, que había quedado destruida por las llamas.
El padre biológico del menor llegó en estado de schock en cuanto le avisaron y quiso ver el cuerpo de su hijo. El abuelo de Antonio también se presentó en el escenario del incendio, roto por el dolor. Horas después, la forense practicó la autopsia y confirmó que la víctima había fallecido asfixiada. Porreres quedó sumido ayer en el dolor.