Un joven de 23 años confesó ayer que mató a la mujer con la que vivía en Eivissa. El acusado relató al jurado que incendió el sofá de la vivienda y cerró el pestillo de la habitación donde la víctima dormía. «Luego me fui y me quedé en el parque». De esta manera asumirá una condena de diez años y un día de cárcel después de que su defensa y todas las acusaciones alcanzaran un acuerdo en la que se le reconoce una eximente incompleta por el grave cuadro psiquiátrico que tenía en esos momentos.
Los hechos ocurrieron el 29 de octubre de 2011 en una vivienda de la calle Agapito Llovet de Eivissa. El acusado tenía una habitación alquilada en la casa en la que también vivía alquilada la víctima, una mujer de 43 años de edad. Sobre las tres y media de la tarde el acusado cogió un trapo al que prendió fuego y luego lo arrojó al sofá. Las llamas se propagaron por el edificio. La víctima dormía en ese momento y además sufría una enfermedad. De esta manera, sufrió graves quemaduras que, junto a la intoxicación que le provocó el humo provocó su muerte apenas media hora después de iniciarse el siniestro.
En el fuego se vieron también afectados varios pisos del edificio cuyos propietarios tendrán que ser ahora indemnizados. El acusado sufre una trastorno límite de personalidad que junto a un retraso intelectivo que ya tiene reconocido implica que no era plenamente consciente de los hechos cuando prendió fuego. De hecho, su intervención en el juicio fue apenas una serie de monosílabos para reconocer los hechos. A preguntas de una de las acusaciones admitió que inició el fuego después de pelearse con la víctima porque ésta no quería que hablara con su hija de tres años de edad.