Ya hay sentencia. Alejandro de Abarca, más conocido como «el Enano», ha sido declarado hoy culpable del asesinato de la joven rumana Ana Niculai en julio de 2010 por el jurado popular que le ha juzgado durante cuatro jornadas en la Audiencia Provincial de Palma.
El jurado ha hecho público esta tarde el veredicto después de que ayer concluyera la vista oral, que se prologó durante cuatro días.
En sus conclusiones finales, la fiscalía solicitó 31 años y medio de cárcel para De Abarca, las acusaciones elevaron la petición a 47 años y la defensa del reo propuso 6 años de prisión.
Los miembros del jurado creen que durante el juicio ha quedado probado que el acusado asesinó a Niculai, de 25 años, quemando el coche en el que la había introducido a la fuerza mientras ella permanecía drogada en el maletero.
Los miembros del jurado creen que durante el juicio ha quedado probado que el acusado asesinó a Niculai, después de robarle dinero, quemando en la Albufera, en el norte de Mallorca, el coche en el que la había introducido a la fuerza mientras ella permanecía drogada en el maletero.
«Una persona sin ningún tipo de escrúpulos, ni sentimientos»
Las acusaciones defendieron durante la vista que «el Enano» actúo «con alevosía» al tomar las medidas necesarias con anterioridad para perpetrar el asesinato de la joven, que tenía 25 años.
El fiscal definió a De Abarca como «una persona sin ningún tipo de escrúpulos, ni sentimientos» y los abogados de la familia y la pareja de la víctima subrayaron las incoherencias del relato del acusado, que atribuyó el incendio del coche a una explosión accidental, fue incapaz de explicar cómo Niculai quedó inmovilizada en el maletero y defendió que estaba con él voluntariamente porque tenían una relación «como de novios».
El defensor de «el Enano» basó su argumentación en que la supuesta drogodependencia del acusado le impedía actuar con «premeditación y obcecación» y mantuvo que no quiso matar a su víctima, una versión que no ha convencido al jurado.
Niculai fue quemada viva
En la tercera jornada de la vista oral dos médicos forenses confirmaron que Ana Niculai estaba drogada y viva cuando fue rociada con combustible y quemada en el maletero de su coche, y que el acusado no padece ninguna «alteración psíquica».
Los expertos coincidieron en que en el cuerpo de la víctima había altas dosis de heroína, lo que disminuyó de forma importante sus facultades y su capacidad para defenderse, y uno de ellos descartó de plano que se produjera una explosión fortuita en el interior del vehículo, como había dicho el acusado, de quien también quedó acreditado que compró cinco litros de combustible en una gasolinera.
Los peritos que le examinaron psicológicamente sostuvieron que De Abarca no tiene ninguna alteración que le impida ser consciente de sus actos y descartaron que su adicción a las droga pudiera alterar su voluntad hasta el punto de cometer de forma inconsciente un crimen como el que se le atribuye.