«Explíqueme cómo es posible que en un restaurante en el mercado del Olivar tengan que declarar un 'código rojo'». Uno de los magistrados de la Audiencia interpeló ayer a los agentes que participaron en una identificación rutinaria que desembocó en una trifulca por la que presentaron heridas tanto cuatro policías locales como cuatro ciudadanos en lo que los agentes calificaron como una «situación indomable». Los hechos ocurrieron en agosto de 2008. Los agentes acudieron al local en plena hora punta para identificar a la mujer del dueño. La situación terminó con veinte policías en el establecimiento y cuatro detenidos.
Todo comenzó dos días antes del incidente principal. Dos agentes multaron al dueño del restaurante por aparcar su coche de forma indebida. Sobre esa primera situación las dos partes dan dos versiones contrapuestas. Los policías señalan que el conductor reaccionó de forma agresiva y que su mujer se salió del establecimiento y comenzó también a increparles. El multado dice que fueron los policías quienes se pusieron agresivos y llegaron a agarrar de un brazo con fuerza a su mujer, que presentó un parte de lesiones. Los policías fueron más allá y llegaron a asegurar que el identificado les amenazó de muerte y que intentó atropellarles. Estas manifestaciones llevaron a que uno de los magistrados les interrogara cómo fue posible que si se habían producido unos hechos de esa gravedad no reaccionaran hasta dos días después.
Los agentes respondieron que prefierieron esperar a que se calmaran los ánimos. Así, dos días después ellos dos acudieron junto a otra agente y una oficial con la intención de identificar a la mujer del conductor multado. Según cuentan los policías, nada más entrar en el restaurante la hija de los dueños se les echó encima y ahí se inició una trifulca en la que tuvieron que pedir refuerzos. Uno de ellos asegura que sufrió arañazos por parte de un cliente -también acusado- al que reducían cinco policías en ese momento. «¿Tenía una fuerza portentosa entonces?», le interpeló su abogado.
Los ocho acusados terminaron de declarar en la tarde de ayer. Todos ellos sufrieron algún tipo de lesión en la trifulca y se enfrentan a distintas penas. La Fiscalía reclama para los agentes una condena de ocho meses de prisión y dos años de inhabilitación. Para los familiares que gestionaban el bar y para uno de los clientes pide cuatro meses de prisión por un delito de lesiones.