La compañía aérea Air Berlin ha aceptado hoy pagar 2.635 euros de indemnización y 550 euros por las costas procesales al dueño de un perro que demandó a la aerolínea por la muerte de su mascota como consecuencia de una deshidratación, tras ser expuesto al sol en la pista del aeropuerto de Sevilla durante 40 minutos.
El juzgado de lo Mercantil número 2 de Palma ha acogido hoy la vista oral por esta demanda, en la que la aerolínea y el afectado han alcanzado un acuerdo amistoso, por lo que el proceso ha quedado visto para sentencia, ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Baleares.
La defensa del demandante, que ejercía la empresa Reclamador.es, ha destacado que con el acuerdo «Air Berlin reconoce su responsabilidad en la muerte de Nano, un bulldog inglés que los operarios de handling de la aerolínea dejaron expuesto al sol en el aeropuerto de Sevilla», antes de embarcar en un vuelo hacia Palma el 11 de julio de 2012.
El pasajero demandante aseguraba que cuando acudió a facturar el perro como equipaje en la capital hispalense solicitó al operario de la compañía aérea que le permitiera dejar un cuenco con agua dentro del trasportín porque era un día muy caluroso y faltaban dos horas para el embarque.
El operario se negó, alegando que el agua podía mancharlo todo, aunque el pasajero explicó que el trasportín era estanco y dejó una botella de agua y un cuenco en un compartimento del transportador e insistió en que dieran de beber al perro.
Posteriormente, el pasajero vio desde los ventanales de la sala de embarque del aeropuerto cómo llevaron a su mascota a pie de avión y lo dejaron en la pista al sol unos 40 minutos.
Al llegar a Palma, una operaria le indicó que había un problema con su perro, que estaba tumbado, que no se movía y que podía necesitar ayuda veterinaria urgente, según reflejaba la demanda.
Cuando le entregaron el trasportín, el pasajero comprobó que su mascota estaba muerta y que el receptáculo estaba «repleto de vómitos, orines y heces, síntomas previos a la muerte por deshidratación», según recoge la demanda por «extrema negligencia», que adjuntaba un certificado de un veterinario que indicaba que el animal murió por un golpe de calor.
La aerolínea le devolvió los 75 euros que había abonado por el viaje y le ofreció un bono de descuento de 100 euros.
El pasajero reclamó 2.635 euros de indemnización, cantidad resultante de sumar lo que le costó el perro (1.295 euros), las tasas abonadas por el viaje del animal (74), el coste del certificado veterinario exigido por la compañía aérea (30), del trasportín (177) y de la recogida e incineración del animal muerto (59 euros), así como 1.000 euros por daños morales.
El responsable de la compañía que ha defendido al pasajero, Pablo Rabanal, ha celebrado el acuerdo alcanzado que considera una victoria «no solo económica sino moral y ética», así como «un aviso claro para que las aerolíneas revisen sus protocolos de transporte de mascotas».