Una muerte lenta y agónica. La autopsia practicada ayer al empresario alemán que murió durante el asalto a su casa de sa Coma (Sant Llorenç) ha desvelado que Völker Rainer, de 64 años, falleció asfixiado tras pasar 15 horas amordazado con una toalla y maniatado.
El examen forense también ha confirmado que la víctima fue torturada antes de morir y que recibió golpes en todo el cuerpo.
La forense que practicó ayer la autopsia ha calculado que la agonía del industrial germano se prolongó durante unas quince horas, desde que su apartamento de la calle Ficus fue asaltado por desconocidos el pasado viernes por la mañana.
Los ladrones (al menos dos pero posiblemente uno o más esperaba en la calle, vigilando), habían sometido a Völker y a su esposa Irene a vigilancia y conocían sus movimientos. Cuando la mujer abrió la puerta de la casa, se abalanzaron sobre ella y la arrastraron al interior. La pareja había vendido recientemente un negocio por unos 150.000 euros y todo parece indicar que los asaltantes buscaban ese dinero. Entraron en la casa sin armas y les golpearon sin piedad a los dos, exigiéndoles el botín de la venta del restaurante. Eran aproximadamente las siete de la mañana, y tras maniatarlos y torturarlos, los encapuchados buscaron de forma minuciosa por toda la casa. Se tomaron su tiempo, desmontaron algunos aparatos y lo dejaron todo revuelto. Antes de marcharse, se aseguraron de que el varón no podía liberarse, y le taparon la cabeza con trapos, toallas y servilletas. Dentro de la boca, una mordaza le impedía pedir ayuda o gritar.
Su mujer, de 76 años, también fue atada sin miramientos y quedó en estado se shock por la paliza recibida. Durante horas fue golpeando las paredes, para hacerse notar, y finalmente, a las once de la noche, una vecina escuchó ruidos. Avisó a la Policía Local y los agentes se encontraron con la puerta del piso cerrada, por lo que procedieron a forzarla. Dentro, hallaron a la maltrecha septuagenaria y al lado el cadáver de su marido.