La Platja de Palma vivió una noche de incidentes y violencia que obligó a la policía a actuar en diversas emergencias. La más grave fue una reyerta entre negros y alemanes que tuvo lugar en la Calle Pare Bartomeu Salvà, más conocida como la calle del jamón. Un grupo de alemanes rapados y tatuados comenzó una pelea contra unos vendedores ambulantes de color. Cuando la policía llegó, todos los implicados se dispersaron.
Después de esperar una hora y media, la policía se retiró, tras lo cual volvió a iniciarse la trifulca. Esta vez la Policía Local regresó, apoyada por la Unidad de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional. Tras reunirse todas las patrullas en una calle próxima a Pare Bartomeu Salvà, entraron en varios bares para interceptar a los implicados. La policía identificó a un grupo de alemanes sospechosos, todos indocumentados, y de los que se cree que pueden ser de ideología neonazi y por tanto la pelea se debió a tintes racistas.
Al mismo tiempo, en esa misma calle, otra patrulla de la Policía Local atendía una agresión en una discoteca. En este caso una joven mallorquina golpeó con un vaso de cristal en la cara a un trabajador del local. Éste intentaba echar a la mujer del complejo ya que ella, que iba algo ebria, había estado molestando a otros clientes. El director de la discoteca avisó a las autoridades. Al llegar la policía la joven se dio a la fuga. Tras unos minutos rastreando la zona, los agentes consiguieron encontrarla. Fue arrestada acusada de un delito de lesiones.
Anteriormente, la Policía Local había atendido otro incidente en un restaurante de la calle Llaüt. El dueño se encontraba solo en el local cuando un número indeterminado de individuos irrumpieron en el mismo. Estos golpearon al hombre en la cabeza con una silla dejándolo inconsciente. Acto seguido forzaron la caja registradora y se llevaron la recaudación del día. La policía considera que los ladrones estaban organizados para llevar a cabo el robo en poco tiempo, ya que con las prisas olvidaron algunas monedas en la caja. Varios comerciantes y hosteleros de los locales próximos fueron testigos del robo. El dueño del restaurante fue trasladado a un hospital.