Sangre fría policial. El subinspector que disparó a un hombre en plaza de España, de Palma, en agosto del año pasado relató ayer en el juicio cómo aguantó hasta que el acusado estaba casi encima de él blandiendo un cuchillo para dispararle. El testigo contó en el juicio cómo él y un agente estaban en plaza de España. Daban indicaciones a unos turistas sevillanos y regresaban a sus motos cuando el policía fue atacado: «Ví un reflejo a mi espalda y me giré. Entonces me lanzó dos cuchilladas a la altura de la cara y el cuello que conseguí esquivar. Me fui hacia atrás», narró el agente agredido.
Su superior confirma el relato: «Fue un ataque totalmente cobarde. Me lo encuentro encima de mi compañero dándole puñaladas por la espalda». Las cuchilladas fueron detenidas por el chaleco antibalas del policía. Este policía se interpuso. Ambos desenfundaron el arma. El agresor estaba en silencio y se fue hacia el subinspector. El problema es que en ese momento, a la una de la tarde la plaza España estaba atestada de turistas, lo que hacía especialmente peligroso usar el arma. El subinspector y su compañero gritaban al agresor que tirara el cuchillo. Éste avanzaba paso a paso hacia donde estaba. Cuando le tuvo casi a un metro y se quedó quieto, el policía abrió fuego y le alcanzó en la tibia. El agresor salió disparado hacia atrás y, tras ser reducido fue atendido.
En el juicio, el nigeriano negó los hechos contra la declaración de todos los testigos. Afirma que se encontraba muy enfadado ese día por una incoherente historia sobre un billete de lotería que creía que le había quitado la policía. «Yo fui a hablar con ellos y tiré el cuchillo. Me dispararon por la cara», aseguró.