Una de las claves en la investigación policial para esclarecer el crimen del empresario Andreu Coll Bennàssar es averiguar qué hizo después de dar de cenar a su padre en Alaró el sábado por la noche. A partir de ese momento, se le pierde la pista hasta el domingo a las seis y media de la mañana, cuando se encontró su cuerpo destrozado en el maletero de un todoterreno, junto al cementerio de Bunyola.
Para tratar de descubrir si lo introdujeron a la fuerza en ese Land Rover o si lo recogieron en algún lugar de Alaró, la Policía Judicial de la Guardia Civil está revisando todas las cámaras de vídeo de bancos, comercios y de las carreteras, tanto en Alaró como en Bunyola. El vehículo blanco, con placas de matrícula IB-CT, es muy antiguo y de ese modelo y color quedan muy pocos circulando en Mallorca, por lo que es fácilmente detectable si alguna cinta lo grabó entre el sábado y el domingo.
Todas las pesquisas se están llevando a cabo con el máximo hermetismo, por lo que han trascendido pocos detalles de la investigación.
Fuentes judiciales consultadas indicaron que en la noche del sábado Andreu visitó a su padre, que vive en Alaró y está enfermo, y le dio la cena. Después salió y ahora la Guardia Civil trata de saber si recibió alguna llamada de algún conocido, que le citó en algún lugar indeterminado.
Los agentes dan por seguro que el lugar dónde apareció asesinado no es el escenario del crimen. Andreu, acaudalado empresario de máquinas recreativas y con numerosas propiedades inmobiliarias en Mallorca, tenía muchos enemigos, muchos de ellos inquilinos suyos. Hace años, llevó a juicio a un extranjero que le alquiló un piso en Santa Ponça y que finalmente fue desahuciado. Sus problemas con inquilinos se multiplicaron con el tiempo y ahora se investiga si alguno de los resentidos pudiera tener relación con los hechos. Los agentes, con todo, cuentan con distintas líneas de investigación y están estrechando el cerco sobre algunos sospechosos.