Asesinato en su mínima expresión. Un acuerdo entre la Fiscalía y la defensa dejó en seis años de prisión la condena para Thomas William Swannell, el británico que degolló con una botella rota a un compatriota que murió en pocos minutos. El pacto reconoce que el agresor había consumido una gran cantidad de alcohol y que ha indemnizado con 177.000 euros a la hija y los padres de fallecido. De esta manera, con dos atenuantes -uno de ellos muy cualificado- se deja la condena así de reducida.
Los hechos ocurrieron en torno a las dos y media de la madrugada del 26 de marzo de 2011. El acusado y la víctima -Gary Clive Vigors- tuvieron «un intercambio de miradas» por una mujer. Después de esto, Thomas William se acercó al fallecido. Primero le dijo algo al oído y después, cogió una botella, la rompió y se la clavó en el cuello sin más. A la vez, le rodeaba con un brazo por el cuello de manera que impedía que se moviera mientras continuaba clavándole el lado afilado de la botella rota.
Cuando otros clientes y los trabajadores del local les separaron, Swannell salió del local y la víctima -que se estaba desangrando- también hizo lo mismo. En medio de la calle, según confesó ayer el acusado, volvió a golpear de nuevo a Gary Clive, en este caso le dio un fuerte puñetazo en la cara y después, en el suelo le dio varias patadas. Antes de irse comenzó a pavonearse al tiempo que decía a las personas que estaban presentes: «Venga, ¿queréis lo mismo?». La víctima tenía tres cortes en la cara, la cabeza y el cuello. Ésta última herida le seccionó los vasos cervicales y la yugular. De esta manera, la hemorragia que se produjo terminó desembocando en la muerte de Gary Clive en el mismo lugar de los hechos.
En un primer momento, la Fiscalía reclamaba una condena de 14 años de prisión para el acusado. En el escrito inicial ya le reconocía los dos atenuantes, sin embargo, a una semana del inicio del juicio, el letrado defensor, Gaspar Oliver, alcanzó un pacto con el ministerio público después de aumentar la cantidad consignada.