La princesa le salió rana. El exfutbolista internacional Marcelino Elena reclama una condena de siete años y medio de prisión para una supuesta miembro de la familia real egipcia a la que acusa de haberle estafado 1,8 millones de euros con falsas inversiones inmobiliarias. Por su parte, la Fiscalía, también acusa a la mujer y pide para ella una pena de cuatro años también por un delito de estafa.
Las dos acusaciones señalan que la acusada, una mujer de 49 años conocida como ‘Fafi', tenía una gran amistad con el futbolista y su mujer, de los que había sido vecina. La acusada se presentaba a sí misma como miembro de la antigua familia real egipcia y alardeaba de una fortuna exorbitante, además de lazos con Zarzuela y con autoridades políticas y financieras. Cuando Marcelino fichó en el año 1999 por el Newcastle y logró el contrato deportivo de su carrera decidió otorgar un poder a la acusada. Ésta podría manejar cuentas del jugador para adquirir inmuebles como una inversión de futuro. En un primer momento las acusaciones aceptan que la acusada formalizó dos operaciones sin ningún problema.
A partir de ese momento, la Fiscalía señala que empezó a convencer al jugador para comprar más inmuebles. Le informaba de la adquisición de chalés en Camp de Mar o Cala Vinyes o incluso de propiedades en Marbella. Para hacer frente a esas compras Marcelino hizo varias transferencias a las cuentas de la acusada hasta acumular un total de 1,6 millones de euros. Sin embargo la compra de estas propiedades nunca se hizo efectiva. Cuando la víctima y su mujer pedían ver esas viviendas recibían excusas peregrinas como que la modelo Claudia Schiffer o la hermana del Rey había alquilado los inmuebles y que por eso no se podían visitar.
La situación se prolongó así hasta el año 2005 cuando la supuesta princesa no pudo llevar más allá la situación y terminó por confesar su deuda con el jugador. Entonces Marcelino comenzó a reclamar la cantidad que le debían. La acusada -según relatan las dos acusaciones- planteó a la pareja estafada que fueran a Suiza para cobrar a través de una cuenta en el paraíso fiscal. La transferencia del dinero nunca llegó.