La Policía Nacional ha dado por desmantelada una red de falsificación de billetes de 20 euros en una operación en la que, como adelantó Ultima Hora, han sido detenidas dos personas, el falsificador y el principal distribuidor de la moneda fraudulenta.
El cabecilla de la trama es un español que se encargaba de fabricar y vender billetes a ciudadanos subsaharianos, quienes actuaban como distribuidores.
En la operación ha caído la persona que se dedicaba principalmente a distribuir la moneda en las islas Baleares, un ciudadano originario de Mali, que fue detenido cuando se disponía a pasar billetes en un establecimiento.
Hasta el momento, según informa la Policía Nacional, se ha intervenido en un piso de la barriada de Son Cotoner la imprenta clandestina, 1.277 euros y abundante material para llevar a cabo la reproducción de los billetes.
La operación se inició en febrero de 2010, cuando se comenzó a detectar en el circuito económico esa falsificación de billetes; al principio en Llucmajor, pero luego se extendió rápidamente a otras poblaciones de la isla y en su gran mayoría en la ciudad de Palma.
El cabecilla de la falsificación tomaba fuertes medidas de seguridad para no levantar sospechas: cambiaba de domicilio habitualmente y se llevaba consigo todo el material de falsificación.
La operación ha sido desarrollada por la Brigada de Investigación del Banco de España perteneciente a la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal en colaboración con el Grupo de Blanqueo de Capitales y Delitos Monetarios perteneciente a la Brigada Provincial de Policía Judicial de la Jefatura Superior de Policía de Islas Baleares.
Cabe destacar que el billete de 20 euros es uno de los más falsificados en el territorio nacional debido a que su utilización es muy común. Además, se da el caso que en la mayoría de comercios dichos billetes no suelen ser sometidos a los controles de seguridad.
Según fuentes próximas a la investigación a las que ha tenido acceso Ultima Hora, habitualmente suelen falsificarse los billetes en la península y luego entrarlos en la Isla, pero nunca se fabricaban en imprentas o falsificadoras mallorquinas.