«Fue un ataque fulminante». La policía atribuyó a dos sicarios el intento de asesinato de un narco en la calle Aragón de Palma en mayo de 2011. Los tres acusados por los hechos se enfrentan a condenas de ocho años de cárcel para dos de ellos y de trece para otro al que se le descubrió un arma ilegal y documentación falsa. Los tres negaron los hechos y solo respondieron a preguntas de sus defensas. El jefe de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía, que se encargó de la investigación, aseguró que dos de los acusados son en realidad sicarios que vinieron desde Barcelona para cometer el crimen.
Los hechos ocurrieron por la noche cuando la víctima y su mujer iban a casa junto su hija de dos meses. Cuando llegaron al portal tres personas les rodearon e hicieron que el hombre les abriera la puerta. No hubo más conversación. Uno de ellos le clavó una navaja en el pecho. Inmediatamente los tres salieron corriendo.
La policía reconstruyó los hechos una vez que la víctima identificó a uno de los agresores. Cuando se interrogó al agredido en el hospital a los agentes les llamó la atención que llevaba siete móviles encima: «Nunca he visto a un trabajador de la construcción con tantos teléfonos. Se veía claro que no tenía ni pies ni cabeza que fuera un robo. Sospechamos que traficaba». Así, se investigaron las pensiones de Palma y se dio con dos personas que había llegado juntas de Barcelona. Los dos fueron identificados por la víctima y su mujer.
Estos dos hombres fueron detenidos días más tarde. Cuando la policía se identificó, intentaron huir y luego resistirse. En la casa de uno de ellos, oculta en el buzón, los agentes encontraron un revólver de fogueo que había sido modificado. Además, uno de ellos llevaba un pasaporte falsificado. Según los agentes de la científica, se había retirado la foto y colocado otra pero era un documento capaz de engañar a cualquiera que no lo examinara con un microscopio.