Agentes del Cuerpo Nacional de Policía procedieron, en la madrugada de Reyes, a la detención de un ciudadano rumano de 24 años, acusado de drogar y agredir sexualmente a una mujer a la que conoció en un local de Palma.
La presunta violación se remonta a la noche de Fin de Año en un establecimiento de ocio nocturno de Cala Major.
Al parecer y, según consta en la denuncia presentada por la víctima, una mujer alemana de 33 años de edad, los hechos se produjeron en torno a las dos de la madrugada en la barra de un local de copas.
En un momento dado, el presunto agresor se acercó a la víctima y la invitó a tomar una copa. En un principio, ella aceptó y entablaron una amena conversación. Unos minutos más tarde, la germana quiso marcharse del local porque al día siguiente tenía que trabajar y el varón se ofreció para acompañarla.
A partir de ese instante, la víctima sufre lagunas de memoria y lo único que logra recordar es que estaba con el joven rumano en el portal de su casa y que apareció con un fuerte dolor de cabeza sobre su cama y el chico completamente desnudo sobre ella.
A la mañana siguiente, nada más despertarse la víctima y percatarse de la situación comenzó a gritar y el presunto agresor sexual se marchó apresuradamente.
La alemana acudió inmediatamente a la Policía Nacional para interponer la correspondiente denuncia y fue sometida a un exhaustivo chequeo médico donde también se le practicó una completa analítica en busca de tóxicos.
A las pocas horas, los resultados arrojaron que la víctima había sido drogada con benzodiacepinas, es decir, un medicamentos psicotrópicos que deprimen el sistema nervioso central y actúan como un potente relajante.
Al mismo tiempo, la mujer también denunció que de su cartera le habían sustraído un total de 145 euros en efectivo.
La mujer apareció con la falda bajada, pero tenía la ropa interior puesta.
La madrugada de Reyes, la germana acudió nuevamente al mismo local para ver si podía identificar a su agresor y alertar a los agentes.
A la misma hora y en el mismo lugar donde, seis días antes se había producido la agresión, la víctima localizó al joven rumano. Rápidamente, llamó al 091 y una patrulla de zetas procedió a su arresto.
La víctima sostiene que el varón le ofreció para beber una bebida alcohólica y que en su interior pudo meter la droga.
Por su parte, el arrestado niega los hechos y afirma que la copa se la sirvió el camarero del bar.
La mujer carece de ningún tipo de antecedentes, tiene trabajo y una vida estable.