Como en los años setenta. La Policía Local de Palma ha abierto un expediente a una panadería de la calle Murillo que supuestamente vendía cigarrillos de tabaco a escolares de dos centros docentes vecinos.
De acuerdo con los datos facilitados ayer por el portavoz del cuartel de San Fernando, el pasado día 14 agentes de la Patrulla Verde del 092 se infiltraron en las inmediaciones del negocio, que tiene licencia para operar como panadería, aunque en realidad es una especie de kiosko donde se venden chucherías y golosinas para niños.
Espionaje
Los agentes tenían sospechas de que el encargado vendía cigarrillos sueltos, algo que está prohibido, y que los compradores eran menores, circunstancia penalizada por la Ley. Ese día, un policía se apostó junto a la puerta y observó como cuatro alumnos del colegio colindante salían del centro y entraban en el kiosko.
Desde esa posición, el observador comprobó que les entregaban cinco pitillos sueltos y que los adolescentes pagaban con unas monedas. Tras salir a la calle, la Policía Local interceptó al grupo y les preguntó qué habían hecho en el interior del kiosko. «Todo el mundo sabe que allí venden cigarrillos sueltos por 30 céntimos», contestó uno de los menores. Con esos datos en su poder, la Patrulla Verde abrió un expediente al establecimiento por tres infracciones distintas: vender tabaco en un local con licencia para panadería, vender cigarrillos sueltos y por venta de tabaco a menores.
El portavoz del cuartel de San Fernando añadió que el caso se había descubierto a raíz de las quejas de «una asociación vecinal o de padres de alumnos», que denunció que numerosos escolares tenían acceso al tabaco en ese local sin que nadie les pidiera la edad.
Las fuentes policiales consultadas indicaron que las intervenciones del cuartel de San Fernando para evitar la venta de tabaco a niños continuará en marcha y no se descarta que en los próximos días se actúe en otros establecimientos de Palma que al parecer están cometiendo la misma infracción que la denunciada en la calle Murillo.
Además del perjuicio contra la salud de los menores, la policía destacó que la venta de pitillos sueltos es un negocio muy rentable para el infractor.