Regalo de Tots Sants para el cementerio de Palma. La Policía Local ha detenido a un joven de 30 años que en los últimos quince días supuestamente había profanado numerosas tumbas para robar argollas y elementos metálicos, que luego vendía en chatarrerías. Lo más llamativo del caso es que el ladrón era un auxiliar encargado de la vigilancia del recinto. Un susto de Halloween.
El pasado 26 de octubre el director técnico de la Empresa Funeraria Municipal (EFM) se puso en contacto con el cuartel de San Fernando para denunciar que estaban sufriendo una oleada de hurtos y robos en el camposanto.
Objetos metálicos
Se trataba, generalmente, de sustracciones de argollas y objetos metálicos en las tumbas y los nichos del camposanto de Palma y también en el de Establiments.
Una patrulla se personó en el cementerio de Ciutat y se entrevistó con el directivo, que añadió un dato inquietante: tenía serias sospechas de uno de los empleados, que trabajaba como auxiliar de seguridad contratado por la empresa que se encarga de la vigilancia en aquellas instalaciones.
El vigilante en cuestión era un joven llamado Carlos B. F., que en ese momento se encontraba de baja laboral y que había sido visto empujando un carrito en las cercanías de una chatarrería del polígono de Can Valero.
Los agentes hablaron con el dueño del negocio, que explicó que Carlos había vendido abundante material entre los días 17 y 24. En otra chatarrería, el gerente también reconoció al vigilante, que había intentado venderle 7 kilos en material metálico. El miércoles, Carlos fue sorprendido en un tercer desguace, con anillas de latón y dos contadores de Emaya. El cazador, cazado.