José Ramón Bauzá y Antonio Gómez, president del Govern y conseller de Presidència, respectivamente, visitaron ayer el Santuario de Lluc y las fincas de la zona que se vieron afectadas la semana pasada por el cap de fibló . Bauzá y Gómez fueron recibidos por el alcalde de Escorca, Antoni Solivellas, y por el prior del Santuario, Antoni Valespir.
Después de una visita por las zonas afectadas del monasterio, Bauzá dijo: «Lo que acabo de ver desde la parte del campanario es una visión dantesca, que me acerca mucho más a la realidad de lo ocurrido».
El president se mostró de acuerdo con el hecho de que, de haber ocurrido de día «podríamos estar hablando de desgracias humanas y, aquí más que nunca, cabe decir que hay que dar gracias a Dios de que no haya sido así».
José Ramón Bauzá especificó que «entre otras cosas, y después de todo lo dicho me ha impactado, por ejemplo el ver una cruz doblada desde el campanario, además de otros daños que desde la citada zona tienen una visión perfecta».
En todo el momento el president se mostró abierto a colaborar «en la medida que pueda y como sea, para paliar en parte lo ocurrido». Al respecto señaló que está a la espera de que el Ajuntament de Escorca pida la declaración de zona catastrófica.
También, se está pendiente de una valoración exacta de los daños ocasionados.
Al respecto Antoni, Vallespir, prior del monasterio, declaró ayer a este periódico que se dispone de un seguro, pero hay que analizar hasta dónde cubre y, en cuanto a la valoración más o menos exacta de los daños ocasionados, dijo que casi con toda seguridad hoy se sabrán.
El prior añadió que el cap de fibló ha dañado 210.000 tejas, en una superficie de 8.300 metros cuadrados.
Después de almorzar la comitiva visitó distintas fincas de Escorca, que también han sufrido considerables daños. Bauzá y Gómez hablaron con los respectivos propietarios, y se manifestaron en los mismos términos con los que dieron su apoyo al monasterio.