Luis, el joven de 20 años de edad acusado de estafar a un matrimonio de avanzada edad de Llucmajor más de 150 millones de euros en donaciones de fincas, rompe su silencio un año y medio después.
«He permanecido callado durante todo este tiempo por respeto al juez y al fiscal del caso. Ahora, una vez que la fase de instrucción ha concluido, quiero dar mi versión de los hechos. Me han hecho mucho daño y no estoy dispuesto a que la gente piense cosas que no son verdad», afirma.
El joven acusado, en la actualidad, está en libertad esperando que se dicte fecha para el juicio y sobre el mismo no pesa ninguna medida cautelar.
Medidas cautelares
«Yo tengo mi pasaporte, no he pagado ninguna fianza y estoy esperando que llegue el juicio y con muchas ganas de acabar con esta pesadilla. Quiero que quede muy claro que yo no soy ningún muerto de hambre que se juntó con un matrimonio de avanzada edad para sacarles el dinero. Mi madre es una terrateniente de Llucmajor y la familia por parte de mi padre son duques y marqueses; de hecho, estamos muy vinculados a la Familia Real.
Tenemos más dinero que ellos y pertenecemos a la alta sociedad. Digo todo esto porque es importante que la gente sepa la verdad. A mi me detuvieron porque un matrimonio de 57 y 62 años, sin hijos y que me han criado toda la vida, decidieron libremente donarme sus fincas para que su legado lo tuviera alguien de su misma clase social», relata Luis.
«Comenzaron dándome una finca y, en diferentes fechas y ante los notarios Jaume Company, Andreu Isern y Álvaro Delgado, de manera totalmente legal, me donaron sus posesiones. Poco después, una vecina y un abogado con un claro fin económico, trataron de echar para atrás el proceso alegando, en primer lugar, que los donantes habían sido fruto de una estafa y, poco después, diciendo que tenían las capacidades mentales afectadas. Estamos hablando de personas que tienen licencia de armas, carnet de conducir y de embarcación. Además de tener a su cargo a una tía de 87 años a la que administran».
Por otra parte, Luis también hace alusión a los difíciles momentos por los que está pasando su madre. «Durante el proceso, incluso el demandante afirmó que mi madre no tenía nada que ver en esta historia, pero el daño ya está hecho. Mi defensa está en manos de José Zaforteza, abogado de mi total confianza y esperando que la Audiencia Provincial dicte fecha para la celebración del juicio. Quiero acabar con esta pesadilla y poder regresar a Llucmajor con la cabeza bien alta», concluye.