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La otra cara de la venta ambulante

Agentes de la Policía Local de Palma intervienen a un vendedor ambulante en la Platja de Palma. | Julio Bastida

| Palma de Mallorca |

El preámbulo de la ley de regulación de la venta ambulante dice que «los considerables cambios que en las últimas décadas se han venido manifestando, en una fórmula comercial muy arraigada históricamente, hacen imprescindible proceder a la determinación de una serie de criterios técnicos mínimos que sirvan para la homogenización, reordenación y control de este tipo de actividad». La Policía Local de Palma ha puesto en marcha patrullas destinadas a poner fin a la venta ambulante no regulada.

Testimonio

Para comprobar in situ cómo funciona el personal, y si se aplica la ley, decidimos pasar un día en la zona caliente. Playa de Palma, diez y media de la mañana de un martes. Acabo de encontrar un hueco en la playa y dispongo de una buena parcela de arena para pasar el día.

Me voy fijando en el acceso la playa. Van llegando turistas de aspecto nórdico a los que se les ofrecen tumbonas, accesorios, masajes, frutas y bebidas de la mano de vendedores ambulantes que recorren la playa de arriba y abajo una y otra vez. Curiosamente, siempre en sentido opuesto al que patrullan los coches de policía. Nada más lejos de lo que prometen las postales de la Isla para el que vive fuera y se imagina playas paradisíacas.

Infracción

La venta ambulante no es un delito, si no una infracción administrativa. Está regulada en España, por lo que el problema lo tienen los que la ejercen sin licencia. Un hombre de raza negra que ofrece bebidas vocifera sus precios. Su nombre es Adasat, procede de Nigeria y vive en un piso de cuatro habitaciones con otros doce hombres. Dice que por cada una de las latas que vende saca un euro de beneficio. El mayor problema de su negocio es que no tiene una licencia.

Cada vez que ve a la policía patrullar por la playa intenta pasar desapercibido entre la multitud o cambiar de dirección. Tiene miedo a que lo multen por ejercer lo que el llama «mi forma de comer».

La Policía Local de Palma afirma que la solución a dicho problema no vendrá sólo de la mano de las fuerzas policiales «porque lo que se tiene que hacer es buscar alternativas para los que viven de la venta ambulante».

Detenciones

En lo que va de año, se han levantado 2.120 actas por este concepto. El volumen de trabajo que este tipo de detenciones conlleva varía en función de cada año, por lo que las actuaciones policiales van en proporción a la magnitud de la actividad, alcanzando máximos en verano.

El procedimiento llevado a cabo por la Policía Local de Palma es el siguiente. En primer lugar se procede a la identificación de la persona detenida y la comprobación de que ésta no tenga asuntos policiales o judiciales pendientes. A continuación se procede al decomiso del género, y después a la apertura de un acta por el concepto de «venta ambulante en la vía pública sin la correspondiente licencia». El proceso es igual tanto si el sujeto es un inmigrante legal o ilegal, por lo que en ningún caso serían expulsados, a excepción de que en el caso de los segundos exista una orden de búsqueda, por la cual el sujeto sería retenido y trasladado a la Jefatura del CNP.

Las multas

La cuantía de la multa varia entre unos 100 y 750 euros en función de la reincidencia, el género o las posibles perturbaciones causadas, por lo que en un procedimiento normal se comenzaría por una tarifa de 250 euros. La sanción iría en aumento o descenso en función de los factores agravantes o atenuantes respectivamente.

Llega la hora de levantar el campo así que cruzo la primera línea hasta la terraza del hotel Encant. Antónia Sanchez, la subdirectora, cuenta que no ha notado incremento, ni en la venta ambulante ni en la presencia policial, pero si un descenso de las ventas respecto a 2011. Lo atribuye más a la crisis, que al hecho de que los turistas opten por consumir más en los supermercados que en bares y cafeterías.

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