Los vecinos de la barriada de Pere Garau no pueden más. Concretamente, los residentes de los primeros números de la calle Gabriel Carbonell se muestran visiblemente indignados ante la oleada de actos vandálicos, peleas y «gentuza» con la que tienen que lidiar a diario.
La gota que colmó el vaso tuvo como protagonista a un discapacitado vecino de la barriada que para desplazarse, debido a su movilidad reducida, precisa de una silla de ruedas. La víctima, dejó estacionado su vehículo adaptado y luciendo su correspondiente tarjeta de discapacidad en el salpicadero del coche. Unas horas más tarde, cuando se dirigió a su vehículo, el varón se percató que unos vándalos le habían pinchado las cuatro ruedas del turismo especial. Los residentes no daban crédito. «Hay que ser muy hijo... para hacerle esto a un minusválido. No se donde vamos a llegar», afirmaba María, vecina del lugar desde hace más de 30 años.
Por otra parte, otros afectados denuncian destrozos en retrovisores, golpes y pequeñas colisiones. «Vivir aquí es complicado. Peleas constantes, discusiones y enfrentamientos entre bandas latinas está a la orden del día», concluyen.