Ayer falleció, a los 79 años de edad, Jaime Cabanach Orpella, un referente indiscutible entre los detectives de la Isla y el decano de los investigadores privados. Cabanach deja un gran recuerdo entre los que le conocían, porque era todo un caballero y un gran profesional.
Jaime Cabanach nació en 1933 en Sabadell y en la década de los sesenta trabajó en Barcelona como guardaespaldas. Su auténtica vocación, sin embargo, era la investigación privada.
En Mallorca
En el año 1969 se trasladó a vivir a Mallorca y en la isla intentó de forma insistente conseguir una licencia para trabajar como detective. Antes, la profesión no estaba regulada como actualmente y el propio Gobernador Civil le intentó disuadir.
Pero Jaime era insistente y tenía grandes contactos entre los comisarios del antiguo Cuerpo Superior de Policía y en el año 1971, en julio, consiguió por fin la licencia de detective privado.
Como profesional, fue siempre un investigador a la vieja usanza: un detective de película. Tenía un pequeño despacho en Palma y una secretaria, pero trabajaba solo. Sus investigaciones eran legendarias y ayudó a esclarecer numerosos asuntos complejos de la Mallorca de las décadas de los 70, 80 y 90.
En 1997, tras una dilatada y brillante carrera, se retiró, aunque siempre siguió muy de cerca el mundo de la investigación privada, que le apasionaba. Durante sus años en activo, e incluso después, recibió un gran número de distinciones y galardones por su trabajo. Su hijo Joan Carles Cabanach continúa con la saga y también es un reputado detective de Palma.
Hoy a las siete de la tarde se celebra el funeral en la iglesia de Santa Cruz, en Palma.