Sebastián Rubí, Juan Antonio García, María Martínez y Estefanía Montes son cuatro de los supervivientes mallorquines que consiguieron salir sanos y salvos del naufragio del 'Costa Concordia' en Italia. Con el susto en el cuerpo, pero algo más tranquilos nos relatan su particular pesadilla.
«Nosotros queríamos celebrar nuestra luna de miel y al final casi asistimos a nuestro propio funeral. Fue una pesadilla», relatan los recién casados Sebastià y Juan Antonio. «A las 21.20 horas escuchamos un fuerte golpe y se fue la luz. En ese momento el capitán dijo por megafonía que era un problema eléctrico. Diez minutos más tarde se escuchó el segundo golpe y el barco comenzó a desnivelarse. Yo comencé a gritar como una loca. Estaba totalmente poseído y fuera de sí. Subimos rápidamente a los camarotes y cogimos los chalecos salvavidas. Fue alucinante porque la tripulación que llevaba el chaleco puesto nos decía que no pasaba nada y que no era necesario ponerse el chaleco», añade Juan Antonio. «Hoy no he podido dormir. Me acuerdo que junto a la discoteca había un cadáver allí tirado. Fue una pesadilla», concluye.
«Estuvimos más de una hora para poder coger los botes y no funcionaban. Te aseguro que en lo único que voy a montarme a partir de ahora es en el bus de la EMT», afirma María.
Al final, los mallorquines concluyen en agradecer a las monjas de la iglesia de la isla del Giglio y su vecinos que mostraron una gran generosidad. «Nos abrieron la iglesia, nos dieron mantas y nos atendieron. Ahora, quiero olvidarlo todo, pero yo soy muy conocido y la gente no para de pararme por la calle. Al final, acabaré en el Sálvame», concluye García.