El magnetismo fatal de los acantilados de Cabo Blanco se sigue cobrando vidas. Ayer la Guardia Civil rescató el cadáver de un joven que se despeñó con su coche en el tramo donde habitualmente se registran caídas mortales. La Benemérita ha contactado con el Ayuntamiento de Llucmajor y con Carreteras del Consell para instalar en ese punto una limitación de acceso, en forma de barrera.
La desaparición del fallecido de ayer se denunció en la Jefatura de Policía de Palma el día 9 y ayer por la mañana se descubrió el coche despeñado en Cabo Blanco (Llucmajor). Al lado, yacía el cuerpo sin vida del conductor.
Una patrullera del Servicio Marítimo de la Guardia Civil, al igual que el equipo de montaña (GREIM) y el helicóptero del Cuerpo se desplazaron hasta aquellas rocas y comenzaron el operativo de rescate, que fue complejo.
Finalmente, el helicóptero sacó el cuerpo sin vida del acantilado y los agentes inspeccionaron el coche y los alrededores, en busca de indicios sobre lo ocurrido. El vehículo destrozado, al parecer un Ford Fiesta de color blanco, quedó sobre las rocas, ya que nadie se hace cargo de los gastos que supone retirarlo de ese precipicio.
Siete vehículos
En la actualidad, hay siete vehículos despeñados en un tramo relativamente corto de costa. En todos los casos, los conductores fallecieron tras caer desde una altura de 40 metros.
La Guardia Civil considera que ese punto kilométrico, junto al acantilado, ejerce una atracción fatal sobre muchos suicidas, por lo que solicita que los organismos competentes adopten medidas. Una de ella sería la instalación de una barrera de contención (doble o normal), para evitar que los coches salgan de la carretera, tomen impulso y se precipiten al vacío.