Algo está cambiando en la Policía Local de Palma. Los controles, al menos, no son los de antes. Y hay una diferencia de peso: los agentes utilizan ahora armas largas, en concreto la intimidadora escopeta Remington del calibre doce. Entre las seis de la tarde y las ocho y media 30 policías locales, dirigidos por el intendente jefe Antoni Vera y tres oficiales, establecieron un control en la confluencia de las calles Bogotá y Ànimes, en el Polígono de Levante. Se trataba de un «Drogotest», para cazar a conductores bajo la influencia de sustancias estupefacientes.
En total, fueron interceptados 21 vehículos y cuatro conductores dieron positivo: dos por consumo de anfetaminas, uno por cocaína y otro por marihuana.
Además, otros cuatro fueron denunciados porque transportaban menores sin la fijación adecuada.
El macro control finalizó sin problemas y ningún conductor se rebotó con los agentes, como suele ocurrir en estos dispositivos. Quizás la Remington tuvo algo que ver con tanta comprensión.