El taxista que dice que trasladó en la madrugada del día 25 de enero de 2009 al hermano del autor confeso del crimen de Marta del Castillo desde la calle Luis Montoto hasta León XIII, donde se produjo el crimen, ha asegurado este lunes que «está cien por cien seguro» de que la persona a la que trasladó esa noche fue Francisco Javier Delgado, con lo que da fuerzas a la versión mantenida por las acusaciones en cuanto a que Francisco Javier Delgado participó en las tareas para hacer desaparecer el cuerpo de la joven.
Durante la décimoquinta sesión del juicio que se sigue estos días en la Audiencia Provincial de Sevilla, este taxista, identificado como F.J.A.B., ha relatado que entre las 00.15 y las 00.30 horas del día 25 de enero una persona requirió sus servicios en la confluencia de las calles Luis Montoto y Juan Antonio Cavestany, y le pidió que lo trasladara hasta León XIII, «aunque no dijo a qué número».
Según ha explicado, por las noches los trabajadores del gremio toman una serie de precauciones para asegurarse de que la persona que se ha montado en el taxi «es de fiar», como mirar a través del espejo retrovisor u observar «por el rabillo del ojo», y gracias a ello pudo ver que el hombre que se montó en el vehículo «estaba bien pelado, estilo militar, pelo canoso y barba de unos días sin afeitar».
Respecto a la vestimenta que llevaba el hermano de Carcaño, el taxista ha dicho que llevaba ropa oscura y una chaqueta con doble bolsillo, a lo que se suma que portaba una bolsa de plástico «bien anudada» que se volcó cuando enfilaban la curva para entrar en León XIII --en su declaración policial aseguró que en la bolsa había botellas «con líquido»-, por lo que Francisco Javier Delgado «la recogió».
Un coche aparcado en doble fila en León XIII
«No hubo conversación durante todo el trayecto», según ha puesto de manifiesto el taxista, quien ha añadido que, una vez llegaron a León XIII --donde había aparcado un coche en doble fila, con el motor apagado y sin ningún ocupante en su interior--, el cliente le dijo que «lo dejara a la altura del bloque número setenta y pico». La carrera, según ha añadido, tuvo un coste de poco más de ocho euros, pero el cliente le dejó propina y dijo «buenas noches, buen servicio».
En este sentido, el testigo ha precisado que el cliente, que tenía la voz «muy ronca» y una mirada «profunda», sacó el dinero con la mano derecha del lado izquierdo de la chaqueta, y que en ese momento pudo observar que en el brazo izquierdo llevaba una pulsera de cuero y en el derecho un reloj. Tras abonar el coste del recorrido, «entró en la casa donde pasó lo de Marta del Castillo», y él se dirigió a un Kebab para comprar la cena.
Asimismo, ha señalado que al día siguiente, un compañero le dio una fotografía de la víctima para que la pusiera en su coche y, posteriormente, escuchó que el último sitio donde se había visto a la víctima era en León XIII. Tras ello, vio en televisión imágenes de León XIII y de una persona detenida que salía de la vivienda; «la primera impresión que me da es que es él», ha subrayado, y ha incidido: «estoy seguro desde primera hora que es Francisco Javier Delgado la persona que llevé en el coche».
Lo reconoció por televisión
Al ver las imágenes de televisión, comentó a mujer que «a ese hombre» lo había llevado en su coche la madrugada del crimen, idea que ratificó por una «verruga o mancha» que presentaba el cliente en el rostro y que el taxista reconoció. «No fui inmediatamente a la Policía porque mi mujer me dijo que ya estaba detenido, y en ese momento no le dimos importancia», pero una vez «que escuché su voz en el juicio, y la reconocí al cien por cien como la de la persona que trasladé esa noche, acudí a la Policía», ha añadido.
Finalmente decidió acudir a las fuerzas policiales porque, según ha dicho, se estaba «sintiendo muy mal». «Necesitaba desahogarme, no me podía callar», ha afirmado el taxista que, protegido por una mampara, ha anunciado que la asociación de taxis a la que él pertenece ha aportado a la Policía un documento con el cuadrante que demuestra que trabajó el día 24 de enero de 2009, aunque él personalmente no lo guarda.
Cuestionado por el letrado del hermano de Miguel Carcaño, el taxista ha reconocido que no ha quedado guardada en la memoria del taxímetro la carrera que hizo esa madrugada y, preguntado por los días en que trabajó en esas fechas y por la posibilidad de que pudiera haber visto a Francisco Javier Delgado otro día, ha dicho con rotundidad: «No lo vi otro día, y estoy segurísimo de ello».
«No fue antes a la policía porque yo lo retenía»
El letrado también le ha preguntado por los costes de la carrera, de la bajada de bandera y de cada kilómetro recorrido, así como por si la luz trasera del taxi estaba encendida, a lo que el testigo ha dicho que no, aunque ha matizado que «había visibilidad suficiente» y le vio el rostro a través del espejo retrovisor. Al finalizar su declaración, el presidente del tribunal le ha mostrado una fotografía y el taxista ha reconocido en la misma a Francisco Javier Delgado.
Tras el taxista ha declarado como testigo, y también protegida por una mampara, su mujer, Elena N.M., quien ha dicho que, cuando estaban viendo imágenes de televisión con la reconstrucción de los hechos realizada en la vivienda de León XIII, apareció uno de los detenidos y su marido le dijo que «había llevado a ese hombre en el taxi, y lo decía seguro», lo que se repitió en posteriores ocasiones.
«Cada vez que veía alguna noticia sobre el caso en la televisión, estaba más seguro» de que lo había trasladado la madrugada del 25 de enero de 2009, «porque cada vez me daba más detalles sobre la ropa, sobre cómo era, que tenía una marca en la cara», pero inicialmente «no acudió a la Policía por mí, porque le decía que ya estaba detenido y que para que se iba a ver implicado».
«No fue antes a decirlo porque yo le retenía, le decía que temía por él y por nosotros», ha subrayado la testigo entre lágrimas, tras lo que ha reiterado que su marido «no ha dejado nunca de recordar» que trasladó a Francisco Javier esa noche. Sobre el reconocimiento fotográfico que su pareja realizó en sede policial, la mujer ha explicado que «le enseñaron fotos y no dudó», señalando la que correspondía al hermano de Carcaño.