El Tribunal Supremo (TS) ha confirmado hoy la sentencia de la Audiencia Provincial de Huelva que condenó a Santiago y a Rosa del Valle a 22 y 9 años de cárcel, respectivamente, por el asesinato de la niña Mari Luz Cortés en enero de 2008.
Así lo han informado fuentes del Alto Tribunal tras la deliberación de la Sala de lo Penal, compuesta por el presidente Juan Saavedra, y los magistrados José Manuel Maza, Miguel Colmenero, Juan Ramón Berdugo y Manuel Marchena, quien ha sido designado ponente de la sentencia que se dará a conocer en los próximos días.
El pasado 18 de marzo, la Audiencia de Huelva condenó a Santiago del Valle a 22 años de prisión por un delito de asesinato y otro de abuso sexual con la agravante de reincidencia y le impuso la prohibición de residir en Huelva durante 32 años.
A Rosa del Valle le impuso la misma pena de alejamiento durante 19 años tras condenarla a 9 años de cárcel como cómplice del asesinato de la niña.
Nada más conocer el fallo, el padre de la pequeña, Juan José Cortés, ha manifestado su satisfacción por la decisión del Supremo, ya que «nos permite de una vez por todas pasar página».
En declaraciones a Efe, Cortés ha asegurado que «esta es de las pocas alegrías que nos podía dar la vida y nos la ha dado» porque la ratificación de la condena deja a la familia «más tranquila».
Por su parte, el abogado de Santiago del Valle, Juan López Rueda, ha asegurado que no puede hacer declaraciones al respecto hasta que conozca la sentencia del Supremo.
López Rueda ha indicado a Efe que cabría la posibilidad de llevar la decisión del Alto Tribunal hasta el Constitucional, si bien «habrá que estudiar y analizar detenidamente» la resolución para decidir si se actúa en esa dirección o no.
La sentencia de la Audiencia de Huelva considera probado que entre las 16:30 y 16:40 horas del 13 de enero de 2008 la niña, que tenía 5 años, salió de su domicilio de la barriada de El Torrejón de Huelva y se dirigió a un kiosco próximo para comprar chucherías.
Cuando regresaba a su domicilio fue observada por Santiago del Valle, que ya había sido condenado por abusos sexuales, quien se encontraba asomado a la ventana de la casa en la que vivía con su esposa, Isabel García, y su hermana, Rosa del Valle.
Con la finalidad de «satisfacer su ánimo libidinoso», atrajo a la niña arrojando a la acera un osito y pidiendo a Mari Luz que entrara en la casa.
La menor subió el tramo de escalera que conduce al domicilio de Santiago, que comenzó a realizar a la niña tocamientos y para evitar que huyera la agarró por la muñeca y por el tórax.
En ese forcejeo, Mari Luz sufrió lesiones que «no sangraron pero fueron de entidad suficiente como para dejar a la menor inconsciente».
Ante esta situación, Santiago del Valle decidió deshacerse del cuerpo con vida de la niña y para ello entró en la vivienda, cogió un carrito de la compra e introdujo en él a Mari Luz.
Después, se dirigió a la habitación de su hermana, la despertó, le contó lo que había sucedido y le pidió que le ayudara a trasladar a la menor en su vehículo.
Los hermanos fueron al vehículo y Santiago introdujo el carrito en el maletero antes de dirigirse a una zona de marismas, próxima a el Estero del Rincón.
Allí, Santiago arrojó a la menor al agua «cuando aún estaba viva, produciéndose su muerte por asfixia por sumersión», concluye la sentencia.